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Pedro de Tena

Reunión de pastores

Las ovejas no esperamos nada bueno de tal encuentro sino que intuímos que algunas de nosotras, o muchas, vamos a seguir siendo sacrificadas.

Las ovejas no esperamos nada bueno de tal encuentro sino que intuímos que algunas de nosotras, o muchas, vamos a seguir siendo sacrificadas.
EFE

En una lorqueña por bulería, que inspiró el poeta granadino en La Niña de los Peines, se dice:
"Reunión de pastores,/ovejas muertas,/tu anoche te has dejao/la puerta abierta./Pobrecita tu mare,/que anda diciendo,/que son las malas lenguas,/que están mintiendo". Lo de las ovejas muertas al tiempo de la reunión de los pastores es fruto de saber popular que intuye que si los pastores desatienden su ganado, la desgracia está cerca. Hace tiempo que los pastores se dejaron la puerta abierta y se ha mentido sobre el desamparo de las ovejas.

Sin embargo, hay quien interpreta el viejo refrán español en el sentido de una costumbre de los pastores que tiene como consecuencia la muerte de algunas ovejas. Los pastores se reúnen para tratar asuntos comunes y para contemporizar, matan y comen algunas ovejas. De ahí el pánico que produce en las ovejas reunión así. Por ello, la gente de a pie se identifica con las ovejas cuando hay reunión de pastores.

Mañana hay reunión de pastores, de los dos pastores más importantes de España por lo que representan pero, como es tradicional, las ovejas no esperamos nada bueno de tal encuentro sino que intuímos que algunas de nosotras, o muchas, vamos a seguir siendo sacrificadas. Es más, es que ni siquiera entienden para que se reúnen. El candidato libertario a la presidencia de Argentina, Javier Milei, fustiga en sus mítines: "No quiero ovejas obedientes, quiero leones que amen la libertad". Está claro que ese es otro mundo porque puede ganar. En España, aún no.

El bla-bla-bla de los argumentarios sobre la reunión es el ya conocido por manoseado. Que si hay que inscribir la reunión en la normalidad democrática y constitucional entre los dos primeros partidos de la nación. Que si se trata de hablar sobre la investidura del futuro presidente del Gobierno, lo que es obvio. Que es natural que el candidato aceptado por el Rey llame a los demás partidos y bla, bla, bla.

Pero, claro, lo que pasa es que Pedro Sánchez, el pastor del social-comunismo y, a un tiempo, de los lobeznos del separatismo, cree disponer de una mayoría absoluta en el Congreso por lo que esta reunión, que ha aceptado, no va a servir para nada, De hecho, sus augures entrenados no paran de decir que el PP debe dejar de insultar (¡¡¡) y que la Constitución tiene agujeros por los que meter la amnistía y el referéndum para los delincuentes del 1-0, y, de paso, a otros que tan irregular oportunidad admita.

Por eso, el que quiere y no puede pastorear a toda la derecha porque Vox existe y no parece que vaya a dejar de hacerlo en muchos años, Alberto Núñez Feijóo, no aspira más que a repetir su cantinela de la lista más votada que él mismo ha desafinado en Extremadura, donde el partido más votado fue el PSOE y gobierna el PP. Oh, milagro. Se sabe que lo de la lista más votada no es forzoso, salvo cambios esenciales, en nuestro sistema representativo, pero erre que erre, se sigue repitiendo. Ni en Ayuntamientos, ni en Diputaciones ni en Autonomías se respeta. ¿Y qué?

De lo que parece que no van a hablar es de la normalización democrática de una España en la que manda una minoría separatista, alguna parte de ella autoritaria y delincuente y otra históricamente terrorista, orquestadas con un neocomunismo cómplice. Podría ser de otra manera. Podría armarse un gran acuerdo nacional de revitalización y regeneración constitucional. Habría fórmulas. Incluso el PP podría destinar algunos de los votos de sus diputados para que Sánchez pudiera ser presidente sin el dogal separatista/comunista en el cuello. O el PSOE prestar algunos de sus votos para que el PP pueda gobernar sin ataduras.

Pero nada hace suponer que algún milagro así vaya a ocurrir. No hay dato que haga sospechar que el frentismo, responsabilidad inequívoca de la izquierda, vaya a ceder algo para que la convivencia nacional, que no quieren, sea posible. Pedro Sánchez pretende seguir presidiendo España aunque sea de la mano de chantajistas y antiespañoles. Lo celebraron en los balcones el 23 de julio porque sabían que habían ganado y lo gritan ahora por los salones y los rincones. Todo está consumado.

O sea que sí, que va a haber ovejas muertas, como siempre. Tal vez algunas disidentes por Castilla la Mancha. Tal vez otras no serviles en Cataluña. Y desde luego muchas otras de a pie, víctimas del deterioro imparable de la vida española. Y no sólo de la política. Por poner un ejemplo, junto a la falta de agua y la ruina del precio de los combustibles, ahora va el aceite de oliva virgen extra y se coloca por encima de los 10 euros/litro. O sea, el equivalente a seis de gasoil. Si el aceite de oliva todo mal quita, ¿a qué precipicio está yendo el rebaño español? Preferible nuevas elecciones. Pero, claro, lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. O milagroso.

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