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Cayetano González

Con Otegui sí, con Ortega Lara no

El contraste ético y moral que supone reunirse con el partido de Otegui y no querer hacerlo con la formación política de Ortega Lara es tan brutal.

El contraste ético y moral que supone reunirse con el partido de Otegui y no querer hacerlo con la formación política de Ortega Lara es tan brutal.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (2i), se ha reunido este viernes con los portavoces de EH Bildu en el Congreso y el Senad0. | EFE

Entre las aberraciones que, desde el punto de vista democrático, ha cometido Sánchez después de las elecciones generales del 23-J, hay una que es gravísima, por el desprecio que supone a una parte del electorado y que ha sido muy poco destacada, tanto por los medios y tertulianos serviles al régimen sanchista, como por los que han apostado claramente por el PP.

Me refiero a la negativa del autócrata candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno a reunirse en su ronda de contactos de la pasada semana con VOX, que conviene recordar, aunque no le guste ni a Sánchez ni a la señora del cohete para ricos, es la tercera fuerza política del Congreso, con 33 diputados, merced a los tres millones de votos que consiguió en las elecciones del pasado 23-J.

Pero Sánchez, como es sabido, no tuvo ningún reparo, todo lo contrario, en reunirse el pasado viernes con María de las Mercedes (Mertxe) Aizpurúa, la portavoz en el Congreso de los herederos políticos de ETA. Reunión que, según Otegui, sitúa a Bildu "en otra fase política". Un paso más, no ya sólo en el blanqueamiento de Bildu llevado a cabo por Sánchez en la anterior legislatura, sino todo un aviso a navegantes, entiéndase al PNV, para lo que pueda pasar en el País Vasco después de las elecciones autonómicas del próximo año: Otegui lehendakari, con el apoyo del PSánchez. Hasta Madrid llegan los temblores que se notan en "Sabin Etxea", la sede central del PNV ubicada en Bilbao, ante este panorama de ser desalojados de Ajuria-Enea. Lo que no será óbice para que, en un claro ejercicio de "coherencia", los de Ortuzar apoyen la investidura de Sánchez. Siempre tendrán a Esteban, "Aitor el del tractor", para batirse el cobre en la capital de España, con perdón. Se lo han ganado a pulso.

El contraste ético y moral que supone reunirse con el partido de Otegui y no querer hacerlo con la formación política de Ortega Lara es tan brutal, que es de esperar que algunos de los 7.800.000 ciudadanos votaron el 23-J a Sánchez sientan un latigazo en sus conciencias y saquen el propósito de no volver a votar a semejante personaje. No es que tenga muchas esperanzas en ello, pero en la que no tengo ninguna es que algunos de los actuales dirigentes del PSánchez se rebelen y digan Basta Ya.

¿Qué tiene Bildu que le produce a Sánchez tanta atracción? ¿Han condenado claramente el pasado criminal de ETA? ¿Han pedido perdón a las víctimas? ¿Han colaborado con la justicia para esclarecer más de 300 asesinatos? ¿Respetan el marco constitucional del 78? ¿Quieren la independencia de lo que ahora es la Comunidad Autónoma Vasca? ¿Persiguen la anexión de Navarra a esa Comunidad? La respuesta es No a las cuatro primeras preguntas, y Sí a las dos últimas.

Por el contrario, ¿qué tiene VOX que produce tanto rechazo, tanta repugnancia al candidato socialista a la Presidencia del Gobierno? ¿Tiene VOX algún terrorista en sus filas? ¿Hay alguna víctima del terrorismo en ese partido? ¿respeta la Constitución? ¿defiende la unidad nacional consagrada en la carta magna? La respuesta es, obviamente, NO a la segunda pregunta y SÍ a las tres siguientes.

El problema de fondo, que le pasa a gran parte de la izquierda, es que Sánchez ve en Bildu una fuerza "progresista", que encaja a la perfección en su proyecto de destrucción de la España constitucional del 78. De ahí que no le produzca repugnancia alguna pactar con ellos, blanquearlos lo que haga falta, aunque sepa que lo está haciendo con gente que no condena el pasado terrorista de ETA, que asesinó a 857 personas, entre ellos varios socialistas, como Ernest Lluc, Fernando Buesa, Fernando Múgica, Enrique Casas o Joseba Pagazaurtundua, entre otros.

Es esa misma izquierda, ese mismo Sánchez que ve en VOX una amenaza para no se sabe qué, a la que se le demoniza por tierra, mar y aire, y a la que, si se dieran las circunstancias oportunas, la ilegalizarían y la expulsarían del sistema.

Lo dicho. Es una tragedia para la democracia española, que el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno hable y pacte con el partido de Otegui, pero no con el de Ortega Lara. El mundo al revés, que con Sánchez es lo habitual.

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