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Pedro de Tena

El terrorismo es rentable

Los asesinos mandan en medio País Vasco y ahora se disponen a mandar en uno de los reinos más antiguos de España, el de Navarra.

Los asesinos mandan en medio País Vasco y ahora se disponen a mandar en uno de los reinos más antiguos de España, el de Navarra.
El diputado de EH Bildu, Joseba Asiron, celebra en el balcón del ayuntamiento de Pamplona su nuevo cargo. | EFE

Lamento tener que afirmar tal monstruosidad en pleno inicio de año, pero, visto lo visto, no puede haber nadie en su sano juicio, con dotes medianos de observación, que niegue tal aserción. Sí, sí. El terrorismo es rentable. Un grupo de fanáticos marxo-católicos decide matar para conseguir sus fines, los que sean, y cuando no encuentran sino valores democráticos y ética civil en su contra, al final obtienen lo que querían con escasos costes de víctimas –muchas menos que los asesinados—.

He ahí Pamplona. El "experimentum crucis" que decían los científicos modernos y contemporáneos para referirse a lo que entre nosotros llamamos coloquialmente la prueba del nueve, es la certificación que de tales causas proceden determinados efectos. No cabe duda pues de que el desnucamiento por tiro miserable por la espalda, la bomba lapa y otras peores en edificios militares o centros comerciales civiles, el secuestro con tiro en la nuca o no, ha tenido un efecto cierto: los asesinos mandan en medio País Vasco y ahora se disponen a mandar en uno de los reinos más antiguos de España, el de Navarra, parte esencial de la nación española.

Se me viene a la cabeza muchas, muchísimas veces, a veces como un tiro despiadado, el asesinato a cámara lenta del joven concejal del Partido Popular de Ermua, Miguel Ángel Blanco. Los datos son los siguientes, reunidos en El Mundo, a los 25 años de su ejecución: "De su asesinato se encargaron Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, que fue quien le disparó los dos tiros en la cabeza; Irantzu Gallastegui Sodupe, quien le llevó al coche y vigiló mientras lo mataban; y José Luis Geresta Mujika, quien sujetó al edil popular mientras era asesinado. Junto a ellos, Ibon Muñoa, que fue quien proporcionó la información a ETA sobre ediles del PP de la zona, incluido Miguel Ángel".

Es un ejemplo crucial. Podrían ponerse otros, hasta casi mil. La España democrática, gobernada legítimamente por el PP de Aznar, sufrió una tortura moral como pocas veces antes. Si no cedía a las pretensiones de la banda terrorista mecida en el seno del nacionalismo vasco y de parte de su Iglesia, el joven sería asesinado. Un Estado no puede ceder ante el chantaje miserable de unos bandoleros. El gobierno se mantuvo firme y Miguel Ángel Banco fue desnucado y abandonado medio muerto hasta que falleció.

Fueron maravillosas lecciones morales de la democracia la condena de los GAL, grupos armados antiterroristas que querían practicar el ojo por ojo y acabar con la peste etarra, la renuncia a la venganza ciudadana por parte de partidos políticos con asesinados en sus ficheros y el abandono de las vías legales más contundentes para acabar con la sangría que ETA ha practicado a España desde la década de los 60 del siglo pasado.

Pero han sido maravillosas lecciones morales inútiles. Al cabo de los años, ETA, disfrazada de Bildu —¿o es que alguien que mandan otros que no sean los viejos asesinos en las filas del ahora travestido partido "demócrata", que blanquea este PSOE miserable de Pedro Sánchez?—, acaba de hacerse con la alcaldía de Pamplona, puede ganar las elecciones vascas del año que entra y puede ir ocupando con total impunidad y "legalidad" todo el País Vasco y Navarra. Cuando acaben, empezará el asunto vasco francés.

Si esto puede conseguirse en una democracia homologada que forma parte de la Unión Europea, y esto no lo puede negar nadie, es que asesinar, extorsionar, chantajear, secuestrar o bombardear, es un método político rentable y el que lo practica obtiene la chochona en esta nave de los locos que se llama España.

Cierto es que el PSOE ha sido actor principal de esta vileza por razones abyectas y cálculo de votos. Pero es toda la democracia española y todos sus partidos, instituciones y sociedad civil, la que ha sido incapaz de combatir con eficacia el terrorismo con los medios que tenía a la mano. Ni siquiera se decretó un solo estado de excepción. Ni siquiera se revisó la ley electoral. Ni siquiera se han cumplidos leyes, medidas y disposiciones conducentes a impedir el genocidio de españoles que es la historia de ETA. Por ello, en estos momentos, la estrategia política de ETA ya no necesita matar. Ya ha conseguido lo que quería. El terrorismo como sistema les ha sido favorable con muy pocas bajas en comparación con las sufridas por España como nación.

Conclusión: todos hemos entendido que matar por razones políticas, si enfrente se tiene a una democracia incapaz de defenderse y defender a sus ciudadanos, es rentable. Anótense las consecuencias que muchos pueden sacar de esta sencilla deducción histórica. Queda por demostrar si el todo vale, lo que sea, también es rentable en esta España. Sería terrible pero es probable. Indicios: el 11-M cambió un gobierno, la perfidia de un juez y Pedro Sánchez, cambió otro y la invasión controlada de Ceuta y otras acciones, han valido un Sáhara. No sigo. Pero algún remedio habrá que poner a todo este desmadre que tiene a la nación en agonía.

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