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Cayetano González

Año de elecciones

Tres elecciones seguras en el nuevo año que pondrán a prueba la fortaleza electoral, fundamentalmente, de los dos grandes partidos nacionales.

Tres elecciones seguras en el nuevo año que pondrán a prueba la fortaleza electoral, fundamentalmente, de los dos grandes partidos nacionales.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo durante su encuentro en el Congreso. | EFE

Dice el refranero popular que "año de nieves, año de bienes". De momento el 2024 ha empezado con nieve en diversos puntos de España, y ¡ojalá! eso fuera un síntoma de que se avecinaban "bienes" para nuestra Nación, pero no parece que eso vaya a ser realidad con este Gobierno que tenemos, y, sobre todo, con los apoyos que necesitó Sánchez para conseguir su investidura y que va a seguir necesitando para mantenerse en el poder.

Lo que sí es una certeza, es que el nuevo año estará marcado por, al menos, tres elecciones —dos autonómicas, en Galicia y el País Vasco, y unas europeas— cuyos resultados tendrán obligatoriamente, dada la situación, una lectura nacional, sobre todo para el PP y el PSOE, pero también para VOX y Sumar.

Las primeras que se celebrarán serán las gallegas, que ya tienen fecha: el domingo 18 de febrero. En ellas, lo que está fundamentalmente en juego es la continuidad del PP al frente de la Xunta. Los populares estrenan nuevo candidato, Alfonso Rueda —que sustituyó a Feijóo cuando este se hizo cargo de la presidencia nacional del PP— y sólo les vale un resultado: la mayoría absoluta, ya que, en caso de no alcanzarla, gobernaría la izquierda nacionalista (BNG) en coalición con el PSOE y lo que pueda sacar Sumar o Podemos que será muy poco o nada.

Si el PP consigue conservar Galicia, eso supondrá un alivio y un reforzamiento del liderazgo de Feijóo, porque en el caso contrario, el derrotado no sería sólo su sucesor, sino fundamentalmente el actual Presidente del PP. En ese supuesto, volverían las dudas sobre su continuidad al frente del partido.

En Galicia se juegan, además, otras cosas: por ejemplo, si el PSOE sigue siendo tercera fuerza política por detrás del BNG o el resultado que pueda sacar Sumar en la tierra natal de Yolanda Díaz. El hecho de que Podemos haya decidido no ir en esa coalición y presentarse por separado, no es una buena noticia para la Vicepresidenta, que obviamente ha gestionado muy mal su relación con el partido fundado por Pablo Iglesias Turrión.

En el País Vasco, las elecciones no tienen todavía fecha, aunque el rumor más extendido es que serán entre las gallegas y las europeas; es decir, o en marzo antes de Semana Santa, o en abril. El Euskadi Buru Batzar del PNV, que no Urkullu, tendrá la última palabra al respecto.

La posibilidad que los herederos políticos de ETA den el sorpaso al PNV será el principal elemento a analizar la noche electoral. Si Bildu saca más votos y más escaños que la formación de Ortuzar, Sánchez tendrá la excusa perfecta para apoyar como lehendakari al candidato de la coalición abertzale, que es lo que en el fondo quiere y encaja mejor con su idea de gobiernos frentistas y radicales. Si no sucede así, y es el PNV la primera fuerza política, el líder único del sanchismo tendrá que pensar muy bien lo que hace, y seguramente se inclinaría por seguir apoyando la coalición PNV-PSE que ha gobernado en Euskadi bastantes años.

El PP lo tiene complicado en el País Vasco. La campaña se polarizará en torno a la batalla PNV-Bildu, y aunque Feijóo crea que su partido pueda arañar votos desencantados del PNV, más bien podría suceder lo contrario, que ya ha pasado en otras ocasiones: ante el temor que Bildu llegue a Ajuria-Enea, haya, como mal menor, un voto prestado de la derecha vasca no nacionalista al PNV. El PSE será decisivo a la hora de la investidura de un candidato de Bildu o del partido de Ortuzar, pero su resultado no será especialmente brillante y ocupará la tercera posición, igual que en Galicia.

Por último, se celebrarán las europeas el domingo 9 de junio. Unas elecciones en toda España, que con toda seguridad serán un plebiscito a las políticas de Sánchez y sus pactos ignominiosos con Puigdemont, Junqueras y Otegui, con la amnistía y la entrega de Pamplona a Bildu como telón de fondo. Una victoria holgada del PP, como señalan algunas encuestas, no sería una buena noticia para el Presidente del Gobierno, aunque todo su equipo de propaganda en la Moncloa y los medios afines, intentarán poner el énfasis en que no son unas elecciones generales. Pero un resultado negativo para el PSOE evidentemente hará mella, no sólo en Sánchez, sino en todos aquellos militantes socialistas que tienen un cierto nivel de confusión ante las políticas y los pactos que está llevando a cabo su jefe plenipotenciario.

En definitiva, tres elecciones seguras en el nuevo año —a las que podría añadirse las catalanas en otoño— que pondrán a prueba la fortaleza electoral, fundamentalmente, de los dos grandes partidos nacionales, PP y PSOE, aunque también serán una prueba de fuego para el futuro de VOX y de Sumar. A los de Abascal, las encuestas le dan a la baja, y a Sumar un estancamiento y una presencia residual en Galicia y en el País Vasco. La división con Podemos juega en contra de la coalición de Yolanda Díaz.

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