'Perro borroka' para tapar la realidad de Sánchez
Sánchez ha permitido, alabado y fomentando las protestas que han convertido la imagen de España en un estercolero porque quiere que hablemos de eso.
Los protagonistas de los disturbios que han hecho imposible la celebración normal de La Vuelta a España no odian a Israel porque consideran la palestina una causa digna de defensa. No, se dicen propalestinos porque odian a Israel. Odian a los judíos, como han hecho todos los que odian la civilización occidental. Y por eso dicen defender la causa palestina. Si realmente les importaran un pimiento los gazatíes estarían de rodillas rogando a Hamás que se rindiera, depusiera las armas y devolviera a los rehenes. Porque de ese modo acabaría la guerra. Qué demonios, si lo hubieran hecho el 8 de octubre de 2023 ni siquiera habría empezado. Pero no, claro. Ellos quieren que los palestinos sigan sufriendo en el altar de su superioridad moral, porque les importan un pimiento. Lo único que quieren es poder seguir haciéndose pajas con lo buenos que son y lo malos que son todos los demás.
Pero no son ellos los responsables ni de que La Vuelta no terminara la última etapa ni de que se tuvieran que parar otras. Porque todos hemos visto cómo se hacen los dispositivos de seguridad cuando el Gobierno quiere blindar un evento y eso no es lo que vimos este domingo. Lo ha denunciado la propia policía: ha sido el Gobierno quien les ha impedido actuar. Porque querían que hoy estuviéramos hablando de La Vuelta, de la perro borroka y de la magnífica fotografía que resume la carrera entera de las niñas de la curva Ione Belarra e Irene Montero, gritando a la policía bien protegidas por sus escoltas. Porque querían que cambiara el marco del discurso político actual en España, porque el actual conduce a la desaparición del sanchismo.
Pedro Sánchez ha permitido, alabado y fomentando las protestas que han convertido la imagen de España en un estercolero porque quiere que hablemos de eso, y no de que su mujer es una corrupta, su hermano es un corrupto y su partido es un partido corrupto que tardó dos semanas tras la moción de censura en empezar a amasar fortunas en mordidas y dinero sucio. Y que todo eso se hizo con el beneplácito y la aquiescencia de Pedro Sánchez, muñidor de todo, responsable de todo, culpable de todo; que mientras robaba a manos llenas ha incendiado literalmente España, ha destruido el transporte por tren, ha apagado el país durante un día entero sin que nadie lo pague.
El fruto de estas protestas acabará marchitándose y el foco volverá a donde debe estar. ¿Para qué todo esto entonces? ¿Para qué arrastrar por el barro la imagen de nuestro país? ¿Para qué provocar un enfrentamiento civil? Como sucede cuando uno se hace este tipo de preguntas, al final formulará una que tendrá la respuesta. Porque eso es justamente lo que pretende. La fuente del poder de Sánchez ha sido siempre su capacidad para dividir a los españoles y ese es el marco mental al que quiere que vuelva el electorado para permanecer en la Moncloa. Que de lo que se hable sea de nuevo la extrema derecha y el miedo que debe darnos. Y si porque le conviene que haya tensión acabamos teniendo un muerto, da igual de qué bando, pues mejor. Con lo que mejor se clava en la mente ese marco es con cadáveres.
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