Mazón, el por qué y el cuándo
De cara a la batalla autonómica y siempre pensando en la suya, Sánchez hará que su máquina del fango valenciano siga escupiendo cadáveres contra el rival.
El discurso de Mazón fue sólido y racional, lo que significa que no gustará, pero fallido en dos elementos estructurales, el por qué y el cuándo. El barón valenciano tenía que haber dimitido en razón de los errores que cometió y que reconoció. Errores que no son criminales, pero que en política se pagan. Lo que ha hecho, en cambio, es dimitir porque no puede soportar más la campaña en su contra. "No aguanto más" fue la confesión definitoria. En lugar de una dimisión por propia iniciativa, presentó una renuncia causada por la iniciativa de sus adversarios. Con ello certificó el éxito de la gran manipulación emocional desplegada por la oposición valenciana y el Gobierno de Sánchez. El momento elegido subraya más todavía la idea de una dimisión por derrumbe. Se producía poco después de una encerrona, de un acto que no era ni funeral ni de Estado, en el que fue increpado de un modo impropio en un país civilizado. Al encerrarse en estas coordenadas, Mazón y el PP han facilitado un triunfo moral a los carroñeros de las catástrofes.
El por qué y el cuándo están relacionados. No podía decir que dimitía por los errores cometidos un año después de cometerlos. Para poder decirlo, la dimisión y la sucesión se tenían que haber materializado antes. Optó así por el "no puedo más", que viene a ser declararse víctima de los carroñeros. Mal precedente. La salida de Mazón, en cualquier caso, difícilmente apaciguará a la izquierda valenciana o frenará el maniobreo de Moncloa para sacar beneficio de la tragedia. Presionarán para que haya un adelanto electoral, con la idea de conseguir cuanto antes que la Comunidad Valenciana caiga de su lado y marque el inicio de una remontada autonómica del PSOE. Tal posibilidad era hasta ahora más imposible que improbable y no la avalan las encuestas, pero son lo suficientemente ajustadas como para que acaricien la expectativa. De cara a la batalla autonómica y siempre pensando en la suya, Sánchez hará que su máquina del fango valenciano siga escupiendo cadáveres contra el rival.
Lo importante, entremedias, sigue fuera de foco. Lo esencial es que los fallos en cadena que hubo el día de la DANA muestran un mal funcionamiento de agencias y organismos de las administraciones, además de los que hubo en órganos puramente políticos. Si unimos los fallos que se dan en otros ámbitos, piénsese en el apagón o en los ferrocarriles, tenemos un cuadro clínico. Un cuadro clínico que no se reconoce. Hay un Gobierno que asegura que todo va de maravilla, salvo lo que gestiona el partido de la oposición, que no es capaz de reaccionar ante sucesos catastróficos o no quiere hacerlo, que no detecta ni corrige los fallos que aquejan a servicios que antes funcionaban. Su principal empeño, como ha demostrado en la tragedia valenciana, es manipular las emociones del público. Para eso tiene expertos y experiencia. Tiene, sobre todo, un gran incentivo. No hace falta desvelarse en la gestión, cuando los fallos puedes barrerlos bajo una buena manipulación.
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