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Pablo Planas

¿Y las mujeres del PSOE qué dicen?

Las mujeres del PSOE también han hecho la vista gorda ante las compañeras que denuncian los ultrajes de Salazar y ante los audios sobre prostitutas

La secretaria general del PSOE-Aragón, Pilar Alegría. | Europa Press

Resulta que después de casi seis meses el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha cesado de manera "fulminante" a la "mano derecha" de Paco Salazar, el asesor que se conducía por las dependencias del palacio de la Moncloa con la bragueta abierta. Lo de "fulminante" seis meses después no parece muy ajustado. Y lo de la "mano derecha" suscita asociaciones de ideas e imágenes poco afortunadas. Estamos hablando de la "mano derecha" de un tipo siempre dispuesto a tocarse las partes, a sobarse los atributos, a conducirse en presencia de sus subordinadas como un bonobo hiperactivo.

El mamporrero "mano derecha" de Salazar se llama Antonio Hernández, miembro del equipo de asesores de Sánchez y de la ejecutiva socialista andaluza. Sánchez lo ha cesado y María Jesús Montero lo ha echado de la dirección. Implacables. Lo que no han hecho es explicar cómo han tardado tanto tiempo en actuar contra Salazar y contra Hernández, cuya misión en Moncloa era hacer luz de gas a las presuntas víctimas y convencerlas de que su jefe era un hombre honesto y ellas, unas piradas.

Ese es el nivel de las compañías de Sánchez, quien al parecer duda de que el partido tenga que llevar el caso de Salazar a los tribunales. Ignora que estar al corriente de un supuesto delito y no denunciarlo le convierte en cómplice, que es lo que ha sido durante los meses en los que ha logrado tapar las andanzas de sus asesores, otros "grandes desconocidos" para él como Ábalos, Koldo García y Santos Cerdán.

Dicen los que le rodean que Sánchez está profundamente consternado con Ábalos y su afición por el sexo de pago, por los comentarios sobre las mujeres de quien fuera tan estrecho colaborador durante años, por el impacto electoral que pueda tener esa tendencia socialista al puterío. Teme que el electorado femenino le dé la espalda. Resulta curioso también que una vez son de dominio público los escándalos se muestre tan indignado. Esa misma indignación, de ser sincera, hubiera impedido a un socialista como él emparentarse con una familia dedicada al negocio más antiguo de la historia. No digamos ya aceptar ayuda financiera de su suegro.

Nada hay de verdad en Sánchez. Está negando uno por uno a quienes le hicieron el trabajo sucio. Se rodeó de gentuza. Pero no es el único responsable. Las mujeres de su partido también han hecho la vista gorda ante las compañeras que denuncian los ultrajes de Salazar y ante los audios sobre prostitutas. Ni una sola dirigente socialista ha emitido la más mínima crítica a la propensión de Sánchez a rodearse de machistas capaces de tocarse literalmente los huevos en presencia de una mujer. Con la mano de Hernández y con la izquierda. María Jesús, Pilar, Isabel, Ana y tantas otras. Igual deberíais decir "basta".

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