
En estas entrañables fechas siempre es un lío decidir qué regalar a cada uno. Me consta que el grupo de WhatsApp del amigo invisible del Consejo de Ministros de este año es Vietnam en 1968, porque entre redadas e imputaciones continuas no tienen tiempo de pararse en los detalles. En gesto de buena voluntad navideña, me he tomado la molestia de elegir los mejores regalos para nuestros queridos ministros y nuestro aún más querido presidente del Gobierno.
A Sira Rego, encargada de una juventud que no le vota, y de una infancia que le lanzaría el chupete si pudiera, le reservo el Playmobil Centro de Acogida Inmediata de MENAS.
A Óscar López, la gran cabeza pensante del Gobierno, además de una lona desplegable para taparse los días de lluvia, le empaqueto un par de cajas de Trankimazín para la espera, porque es el único de todos los cercanísimos a Sánchez al que la justicia aún no ha sacado a bailar.
A Elma Saiz, señora de Pamplona que siempre tiene aspecto de haberse cruzado un ciervo en la carretera, dado sus discretos índices de popularidad, le haré un pedido de un set de 10.000 chapas personalizadas con su cara y el texto "Hola soy Elma y no te lo vas a creer, pero soy ministra".
A la vallisoletana Ana Redondo, la de Igualdad, un nuevo proyecto de ley matizado, el "Sí es sí, a veces"; de la redacción se encargará un veterano en la materia feminista, gran conocedor del universo femenino, Paco Salazar.
Para la de Ciencia, Diana Morant, enamorada como está de la presidenta de la Comunidad de Madrid, mis regalos son los únicos posibles: Póster de Isabel Díaz Ayuso. Mochila de Isabel Díaz Ayuso. Bolígrafo de Isabel Díaz Ayuso. Y peluche antiestrés réplica de Isabel Díaz Ayuso tamaño natural.
Al comunista Pablo Bustinduy, ministro de Desechos sociales –no es errata-, otro set de 10000 chapas con su cara y el texto, esta vez: "Hola soy Pablo, mi apellido es impronunciable, y dicen que soy ministro".
A Mónica García, que no necesita presentación, le haría feliz tener el listado de médicos objetores de conciencia, lugares que frecuentan, recorrido habitual del domicilio al centro de trabajo, y número de veces que se bajan la bragueta –no al estilo Salazar- durante el día. Es para una cosa.
A Carlos Cuerpo, tapones de oídos para sobrellevar los despachos con Marisu. Y también una nueva cuenta en TikTok, que la anterior la abrió con el mensaje "lo prometido es deuda" y eso, dicho por un ministro de Economía del PSOE, es una obviedad.
Al imitador del cantante de Sidonie, Ernest Urtasun: la colección completa de Enciclopedia Álvarez; un traje a medida que no parezca confeccionado por el Estado Islámico; y Evolsín Champú Antipiojos 120 ml.
A Isabel Rodríguez, la de Vivienda, tras la ocurrencia del teléfono de ayuda 047, en referencia al artículo de la Constitución que habla del derecho a una vivienda digna, propongo obsequiarle con el teléfono 33, de ayuda al ciudadano acosado por el Gobierno. El Teléfono 33 rinde homenaje a la vez al artículo favorito de Sánchez, al que alude siempre que se dispone a aprobar cualquier decreto innecesario, y hace referencia también al artículo 33 de la Constitución, que reconoce el derecho a la propiedad privada, derecho al que es alérgico el Gobierno de España.
A Ángel Víctor Torres: Fortasec 2mg Formato 500 comprimidos.
A Luis Planas, dudo entre el besugo de oro y la oveja de bronce.
A Jordi Hereu, al que todavía le piden acreditación a la puerta del ministerio: Set de 10000 chapas con su cara y el texto "Hola soy Jordi y soy ministro".
A Pilar Alegría. Cena romántica para dos en el restaurante Propaganda de Chueca, y una escapada de fin de semana a Paradores para reponerse.
A Óscar Puente, primogénito de Adán, que ha sido muy bueno, varios detallitos. Trenecito eléctrico con música, doble dirección de marcha, y opción retraso incorporado. Bloqueador automático Twitter: capaz de bloquear al usuario mientras piensa el tuit, antes de escribirlo. Set de aplaudidores hinchables para recibir a Sánchez en el Consejo de Ministros. Cojín mullido para que no sufran las rodillas al postrarse en adoración.
En cuanto a Fernando Grande-Marlaska, quien ha mostrado tardíamente su verdadera cara y no era bonita: un depósito recargable de dignidad.
A doña Margarita Robles, modelo de ropa militar a ratos libres, y mujer que duerme con casco, un plan de fuga urgente.
A Félix Bolaños, no hay duda aquí: réplica articulada de Filemón para acompañamiento en fiestas infantiles.
A José Manuel Albares, ministro despistado y despistable. El libro de Historia de España de Pemán. Y un uniforme diplomático norcoreano para alternar con el disfraz de El Botones Sacarino.
A Sara Aegesen, ministra de un ministerio en el que tiemblan hasta los cimientos, un molinillo renovable doméstico con perspectiva de género para que se divierta mientras llega la UCO.
A Yolanda Díaz, vicepresidenta del nivel exacto que merece este gobierno, y nostálgica del Ché: un viaje de ida a Cuba.
A María Jesús Montero, que tiene pesadillas con la celda de ingreso, le vendría de perlas una suscripción para 24 sesiones de logopeda, a fin de que, llegado el momento, los investigadores puedan sacar alguna información útil durante los interrogatorios. Y una cafetera NetxPresso.
A Pedro Sánchez, jefe de la banda: Una lima en un bocata de chóped.
