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Alberto Míguez

Basura y uniformes

José María Álvarez del Manzano viaja a Malabo cargado de entorchados de ocasión para la guardia del dictador Obiang y dos camiones de basura algo usados para liberar a los bubis de toda la porquería que les rodea por tierra mar y aire.

Parece un rey mago del Rastro madrileño caracoleando ante uno de los dictadores más crueles y sanguinarios de África, y miren que hay dónde escoger.

Al Alcalde de Madrid nada le trae al pairo que las elecciones municipales en Guinea Ecuatorial hayan sido un prodigio de pucherazos, trampas y bofetones, ni que el actual alcalde sea un delincuente común.

Manzano va a Malabo para recuperar la influencia española, gravemente amenazada por el imperialismo francés que maneja el cotarro estratégico de la zona: ¡toma ya!. Está claro que con dos camiones de basura y diez uniformes usados, el impacto puede ser tremebundo. Que tiemblen París y sus confines, Manzano arrolla.

Hay sin embargo quien sugiere que el risueño alcalde madrileño viaja el lunes a Isla Bioko (ex Fernando Poo) con la indisimulada intención de copiar el modelo municipal de Bioko: la más cutre, desaseada, oscura y socavona ciudad de Africa occidental, la única que por no tener no tiene ni electricidad ni agua corriente. El paraíso, vamos.

El problema estriba en que gracias a la labor de Manzano en la Villa y Corte, ésta se parece cada vez más a su gemela de isla Bioko. Que los lazos entre Guinea y España florezcan, acaba de proclamar Manzano antes de recoger el salakof, el cazamariposas y antimosquitos de uso habitual en aquellas selvas. Este alcalde es un prodigio.