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Alberto Míguez

Desunidos y dispersos

La Unión Europea ha sido incapaz en los últimos diez años de poner en marcha eso que suele llamarse “política exterior y de seguridad” (PESC), de modo que cuando Mr. Pesc, es decir, Javier Solana, habla, no se sabe muy bien en nombre de quién lo hace y si los Quince cumplirán los compromisos que asume. Ni siquiera sabe si el Comisario de Asuntos Exteriores de la UE, Mr. Patten, le enmendará la plana como así ha sucedido ya en varias ocasiones.

Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Bélgica y España tienen visiones y opiniones distintas sobre asuntos de tanta importancia como Oriente Medio, Irak, el Mediterráneo, la emigración y... el terrorismo. Cuando necesitan una tecnología adecuada a sus necesidades exteriores o de defensa, echan mano del “amigo americano” que les proporciona satélites, aviones de transporte y combate, blindados y, si es necesario, también infantería. Es lógico que los americanos estén un poco hartos de unos aliados desunidos y dispersos que se quejan por la dependencia a la que dicen estar sometidos, aunque no hacen ningún esfuerzo para evitarla.

Tras la tragedia del 11-S, Estados Unidos debió asumir en solitario –y también se le reprochó– el desafío de luchar contra el terrorismo islamista que amenazaba a todos, incluidos europeos y asiáticos. Se acusó entonces a Bush de “unilateralista”. Y con toda razón: el presidente norteamericano se dio cuenta muy pronto que sólo contando con sus propias fuerzas (y las de los “primos” británicos, que nunca le fallaron) podría enfrentarse a Ben Laden y demás criminales.

Lo sucedido en Bali ha probado, si necesario fuera, que nadie, en el Este o en el Oeste, en Oriente u Occidente está a salvo de la locura vesánica generada por el islamismo violento. Y que al terrorismo sólo se le neutraliza uniendo fuerzas y armonizando esfuerzos en todos los terrenos: inteligencia, comunicaciones, policías, militares y civiles.

Los ministros europeos de Interior parecen haberse enterado algo tarde de esta evidencia aunque más vale tarde que nunca. La época en que cada palo aguantaba su vela ha pasado. ¿Para cuándo una verdadera comunidad europea y transatlántica de información, inteligencia y seguridad? ¿No debía ser precisamente eso la OTAN? A propósito ¿qué fue de la OTAN?

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