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Alicia Delibes

La izquierda se organiza

El martes 29, se prepara una gran huelga en los centros de enseñanza contra la Ley de Calidad. Las organizaciones que la han convocado han pedido la dimisión de la Ministra, y lo han hecho porque, según dice el responsable de enseñanza de UGT, Jesús Ramón Copa, es una mentirosa y los mentirosos “no son interlocutores válidos”.

Por su parte, la presidenta del Sindicato de Estudiantes, Miriam Municio (que por cierto debe ya estar acumulando trienios como representante y como estudiante), aseguró el otro día que “las organizaciones que dice la ministra que apoyan su ley no representan al profesorado porque no han pasado por elecciones”.

Creo que lo que esta joven estudiante quiere decir es que aquel profesor que no pase por el aro de asociarse, sindicarse u organizarse en algún colectivo “democrático”, no tiene derecho a opinar sobre reforma alguna de la enseñanza, y que, además, los gobernantes no deben prestar nunca oídos a quienes opinan a título individual y hacen ascos al colectivismo.

Esas organizaciones que, según Miriam Municio, son las únicas verdaderamente representativas, se están agrupando en torno a un movimiento que surgió de la Federación de Enseñanza de CCOO hace algo más de un año con el nombre de Proyecto Atlántida.

Dicen que se trata de un proyecto de “Innovación Educativa y Democrática” y pretenden conseguir una “red plural de centros para la innovación democrática, a lo largo de todas las CCAA, que rescate el discurso de la transición y aporte alternativas a los nuevos tiempos de escepticismo y trabajo individual”.

Esto del trabajo individual no es más que una nueva forma de expresar la ya conocida repugnancia de la izquierda por el individualismo y, por tanto, no me sorprende en absoluto. Lo que sí me ha chocado un poco es esa nostalgia por “el discurso de la transición”. Resulta casi enternecedor que una izquierda trasnochada quiera ahora resucitar aquel viejo movimiento que se preparó en los últimos años del franquismo en los Colegios de Licenciados y que vio la luz a la muerte de Franco en forma de un documento que se llamó “Alternativa democrática para la enseñanza”.

Aquel documento recogía las líneas ideológicas sobre las que los distintos movimientos pedagógicos progresistas de entonces exigían que se organizara la escuela de la nueva democracia. Se trataba de resucitar la “escuela unificada” de los socialistas de la II República, un modelo de sistema educativo que resultó, curiosamente, muy parecido al de las Comprehensive Schools británicas y que el PSOE, muchos años después, consiguió imponer a los españoles con la implantación de la LOGSE.

Esto es, resumido muy brevemente, lo que el Proyecto Atlántida considera “Innovación Educativa y Democrática”. Una idea, como puede verse, que no tiene mucho ni de innovadora ni de democrática.

Así que si nos metemos a hablar de mentiras, quizás debería explicar el señor Copa toda esta larga historia, pues podría servir para dejar bien claro quienes son los inventores de las más grandes falacias y de las trolas más gordas.

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