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Alicia Delibes

Zapatero por Madrid

Dicen que Josep Ramoneda es el articulista que, actualmente, tiene mayor influencia ideológica en El País, por eso acostumbro a detenerme en las páginas del cuadernillo central que este diario incluye los domingos y busco en él la columna del oráculo de PRISA. El domingo 15 de junio, cinco días después del famoso plante de los dos “despojos humanos”, cuando ya la SER se había convertido en el martillo de los populares y sin cesar repetía corrupción, corrupción, corrupción, el diario independiente de la mañana se manifestó casi por primera vez sobre el culebrón que había tenido sobre ascuas a gran parte de los madrileños toda la semana.

Aquel domingo, publicó Ramoneda un artículo en el que reconocía el grave error de Zapatero al permitir que tipos como Tamayo y Sáez fueran en las listas de Madrid y pedía al líder del PSOE que “se pusiera los pantalones” para controlar, de una vez por todas, a su partido. Le invitaba a que hiciera del defecto virtud y sacara ventaja de la deslealtad de esos “dos miserables personajes” haciendo de la pluralidad y de la diversidad un valor de la izquierda, porque, aseguraba, el PSOE solamente podría llegar al poder si hacía frente común con toda la izquierda.

Pues bien, un mes después, este último domingo, Ramoneda parece un tanto desconcertado. Muestra poca confianza en un Zapatero al que, según dice, “la aceleración de la presión le ha perjudicado”. Y, después de rellenar unos cuantos párrafos con críticas hacia unos y otros sin que se entienda muy bien qué es lo que pretende decir, lanza una idea absolutamente genial y novedosa: Zapatero debe sustituir a Simancas y presentarse como candidato el próximo octubre a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Si gana, dice Ramoneda, “volverá a estar en la plataforma de lanzamiento” y si pierde ya todos sabremos que no es el candidato capaz de ganar al sucesor de Aznar en las generales de marzo.

Si de verdad Josep Ramoneda es el más influyente ideólogo de PRISA, el futuro de Zapatero puede ya estar decidido: Madrid o el banquillo.

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