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Juan Costa, secretario de Estado de Comercio y Turismo, declaró: “El Gobierno está preocupado por la subida de los precios turísticos y por ello sería bueno que se hiciera un esfuerzo en la mejora de la calidad de los servicios y en contener las tarifas para seguir siendo competitivos”. Como siempre, el Gobierno es pura benevolencia y la culpa de todo lo malo que sucede es de la gente, que va por ahí aumentando los precios. La idea de que las Administraciones Públicas puedan tener alguna responsabilidad es, por supuesto, algo que al señor Costa ni se le pasa por la cabeza.

Los políticos no pueden dejarnos solos, porque igual nos ponemos a sumar y a restar. Y desde luego lo haríamos mejor que la Organización Internacional del Trabajo, que ha concluido que el 40 % de hogares de la Unión Europea viviría en la pobreza si no hubiese protección social, frente al 17 % actual. Esto prueba que la OIT razona sobre la base de que la intervención es neutral, tanto quito, tanto doy. Cuanto más gasto social, menos pobreza. Lo raro es que no haya razonado así hasta el final lógico: si las Administraciones Públicas arrebataran a los ciudadanos todo su dinero, desaparecerían los pobres. ¿No?

No, claro que no, y si fuera al contrario, si la redistribución de la renta fuera desde las AA PP hacia los ciudadanos, ello volvería a éstos más ricos y al conjunto del sistema mucho más eficiente. Algo de esto podría haber deducido la OIT de sus propias cifras porque ¿cómo es posible que con el enorme gasto público de la UE haya un 17 % de pobres?

En fin, como la caridad bien entendida empieza por casa, podría calcular la OIT cuánto mejor vivirían los trabajadores si se suprimiera la propia OIT, una onerosa e inútil burocracia donde medran funcionarios que cobran copiosos sueldos ¡libres de impuestos!

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