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Carlos Semprún Maura

Francia-Alemania. No es fútbol

La prensa francesa comentó con tono sumamente displicente el “escándalo” sobre las revelaciones del pasado izquierdista, nunca ocultado, del actual ministro alemán de Exteriores, Joscka Fischer. Este pseudoescándalo se basaba en una foto en la que se ve, hace 30 años, al joven Fischer, enfrentarse solo a un grupo de policías y darle un puñetazo a uno de ellos. Se nos cuenta que fue la hija de la terrorista U.Meinhof, fundadora, con Baader, de la RAF (Rote Armee Franktion), quién vendió la foto a la prensa, lo cual alimentó, durante 48 horas, una ridícula campaña para exigir la dimisión del Ministro. Nos dicen, en la prensa francesa, que si la madre de la periodista fue de extrema izquierda, su padre es de extrema derecha, lo siento, pero yo no veo la diferencia. La RAF, organización terrorista, antisemita, y subvencionada por los servicios secretos comunistas, si no era de extrema derecha, era lo mismo, o incluso algo más eficaz, en cuanto a los ataques sangrientos contra la democracia.

También se nos dice --y el propio Fischer-- que en el seno de la nebulosa izquierdista alemana de los años setenta, Daniel Cohn-Bendit desempeño un papel eficaz contra la tentación suicida del paso al terrorismo. Ya lo había hecho en pleno mayo 68, en París. ¡Albricias, Dany! En este sentido, espero que no se le condene duramente al terrorista arrepentido, Hans-Joaquim Klein, quien escribió la más absoluta condena del terrorismo en su libro: “La muerte mercenaria”, que debería ser la lectura obligatoria en el País Vasco. Recomendada, en todo caso.

Además, en Francia, y puestos a ironizar y criticar el pasado violento de los políticos, también se podrían sacar fotos de ex o futuros ministros, en reyertas con la policía, en sus mocedades. Si el propio Lionel Jospin, cuando era trotsquista no participó en manifestaciones con violencias callejeras, será debido a su prudencia congénita.

Lo mismo en relación con Jacques Chirac, cuando era estudiante comunista. Alain Madelin, actual líder de “Democracia Liberal” (bonito nombre, contenido pobre), fue miembro del grupo extremista derechista “Occident”; Henri Weber, senador, uno de los brazos derechos de Laurent Fabius, fue miembro de la “troika” dirigente de la Liga Comunista Revolucionaria (trotsquista), y se podrían multiplica los ejemplos. Y si José Bové aún no es ministro, siempre se las arregla, cuando hay cámaras de televisión, para participar en peleas con la policía. Ha co-escrito un libro cuyo título es: “La tierra no es una mercancía”. Desde luego, pero él sí que lo es.

De imágenes-basura, se pasa fácilmente a la comida-basura y a la epidemia de las “vacas locas”. El ministro-pirata francés de Agricultura, Glavany, durante años declaraba que todo estaba bajo control, ya que prohibían el vacuno británico, y sobre las mortíferas harinas animales, “oficialmente” prohibidas, pero harto consumidas, y los ganaderos, por televisión, nos contaban lo milagrosas que eran y si no multiplicaban los panes y los peces, sí la leche y las carnes de las reses, con el beneplácito televisado del ministro obligado por Chirac a prohibirlas, o más bien a fingirlo, se permite dar lecciones a sus colegas europeos.

Siendo franceses y además de izquierdas ¿Cómo no van a tener siempre razón? Pues en su odiada Alemania, donde la epidemia es incipiente, ya han saltado dos ministros, y se reorganiza la profesión, en defensa, en teoría, ya veremos, de los consumidores. En Francia, nadie ha dimitido y la epidemia se extiende, porque las vacas, que durante años han comido esas harinas, están condenadas. En este sentido, nuestros ministros deberían ser más cautos en sus declaraciones optimistas, y más eficaces en su acción contra la epidemia. Si, lo siento, señor Aznar, epidemia.

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