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EDITORIAL

Okupación: la escandalosa desfachatez de la UGT

La hipocresía de la izquierda, que trata siempre de eludir las nefastas consecuencias de las medidas que impone a los demás, alcanza en el caso de la UGT unos niveles de desvergüenza estupefacientes.

La Policía ha desalojado por la fuerza un coqueto edificio que el sindicato UGT posee en una céntrica calle de Madrid. El inmueble servía de guarida a "un grupo de ultraizquierda", según denunció el sindicato también izquierdista, lo que fue obstáculo para que sus gerifaltes exigieran su desalojo inmediato, medida que se llevó a cabo con la urgencia que tanto echan de menos los miles de propietarios de viviendas que sufren la lacra de la okupación.

La hipocresía de la izquierda, que trata siempre de eludir las nefastas consecuencias de las medidas que impone a los demás, alcanza en el caso de la UGT unos niveles de desvergüenza estupefacientes. Porque ese céntrico edificio no lo quería para "la lucha, la mejora y la defensa de los derechos e intereses de la clase trabajadora de nuestro país", como afirma con gran desfachatez, sino para especular con su situación estratégica, convertirlo en un establecimiento hotelero y obtener pingües beneficios con su arrendamiento.

Los okupas desalojados por la organización sindical más corrupta de la historia de España dijeron querer "revertir la especulación por parte de UGT", a la que acusaron de andar "mercadeando con patrimonio", que es exactamente lo que pretende el sindicato izquierdista con este edificio céntrico de la capital. UGT, además, fue una de las organizaciones más significadas en el impulso de la ley antidesahucios aprobada en 2020 por el Gobierno social-comunista, de hecho la consideró una "medida de justicia social". En pleno fervorín, los dirigentes del sindicato se atrevieron a pontificar de esta manera: "Hay que cumplir el mandato constitucional y garantizar una vivienda digna para todas las personas, y es una obligación moral de cualquier Gobierno, especialmente si es progresista, garantizar este derecho". Ahora que la okupación tiene lugar en uno de sus edificios, el sindicato socialista ya no cree en la justicia social ni en el derecho a una solución habitacional digna, sino que manda a la Policía a recuperar en menos de 24 horas su propiedad expulsando a unos personajes con los que comparte ideología.

Es de esperar que el desahucio exprés impulsado por UGT sirva para que las miles de víctimas de los okupas que hay en España vean agilizados también sus procesos, en ocasiones objeto de trámites judiciales interminables. Pero, sobre todo, para que la izquierda no se atreva en adelante a sermonear a los españoles con sus mentiras sobre la normativa contra los desahucios, que sus organizaciones eluden con la poca vergüenza que les es consustancial.

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