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Emilio J. González

Adiós Argentina

Hace unos meses, Emilio Botín advirtió de que el banco que preside podría poner el punto final a la aventura argentina del SCH si las cosas no cambiaban en el país austral. Puede que dentro de tres meses, el presidente del Santander Central Hispano tenga que demostrar hasta qué punto está dispuesto a cumplir su palabra.

El caos económico y monetario en que vive inmersa Argentina desde hace más de un año ha golpeado con dureza al banco, como a todas las empresas españolas instaladas allí. El beneficio del SCH en el primer trimestre apenas creció un escueto 0,34% sobre el mismo periodo del año anterior a causa de la crisis argentina y de las provisiones que ha tenido que realizar el banco como consecuencia de ella. Esta es la única razón que explica estos resultados porque si se excluye Argentina, el beneficio del banco crece un 9,6%, lo que quiere decir que en el resto del negocio las cosas no van mal aunque están lejos de los objetivos marcados por Botín hace más de un año y que se vinieron abajo con la situación del país austral y con la desaceleración de la economía mundial.

Las cuentas del banco, por tanto, gozan de una salud razonable, puesta de manifiesto por una subida del 1,09% en Bolsa en la sesión del lunes mientras el BBVA, agobiado por el caso de los fondos secretos, perdía más de un 2,5%. El problema argentino, por tanto, por ahora es asumible para la entidad.

La cuestión está en que, como ha reconocido el consejero delegado del SCH, Alfredo Sáenz, al banco le queda liquidez para aguantar en Argentina nada más que tres meses. ¿Qué pasará a continuación? Por supuesto, la primera respuesta es que dependerá de cómo marchen las cosas allí, de si el Gobierno y el nuevo ministro de Economía, Roberto Lavagna, han conseguido poner en marcha las medidas necesarias para enderezar la situación y poner fin al actual caos financiero y monetario. Pero las intenciones de Botín son claras: el presidente del SCH no arriesgará un peso más en Argentina después de la forma en que se llevó a cabo la pesificación, transformando los créditos en dólares a pesos pero no así los depósitos en la divisa norteamericana, lo que está acarreando importantes pérdidas a los bancos que trabajan allí y colocándoles al borde de la quiebra. Botín ni se fía del Gobierno argentino ni quiere perder más dinero así es que, por ahora, renuncia a capitalizar el Banco Río, la rama del SCH en el país, si el Ejecutivo no cambia en breve las reglas de juego y empieza a adquirir una credibilidad de la que, hoy por hoy, carece.

Botín, además, no se puede permitir el lujo de andar tirando un dinero que necesita para otras cosas. Empieza a ejecutar plusvalías, por ejemplo, con la venta del 23,5% de Dragados a ACS, con el fin de sanear y reforzar su balance, y empieza a hablarse de la posibilidad de fusionar Bankinter y Banesto, una operación cuyo primer paso habría sido la salida de Jaime y Emilio Botín de la presidencia de la primera entidad y cuya segunda etapa sería la revocación de la OPA de exclusión de Banesto para sustituirla por una OPV equivalente al 10% del capital del banco.

Botín, por tanto, no está por invertir en Argentina. ¿Se atreverá a marcharse?

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