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Emilio J. González

Comienza el baile

Desde el otoño del año pasado se sabía que 2002 iba a ser el año del baile de las sillas. Y es que algunas de las entidades empresariales y bancarias más importantes tenían previsto acometer cambios en sus cúpulas directivas y otras los han puesto sin previo aviso.

Sin ir más lejos, el Santander Central Hispano acaba de concluir la remodelación de su Consejo de Administración, reduciendo a diecinueve el número de sus miembros. Pero lo más llamativo de la operación que acaba de llevar a cabo Emilio Botín es, por un lado, la desaparición casi total de los consejeros procedentes del antiguo Central Hispano. Botín, de esta forma, consolida su dominio absoluto sobre el SCH, un poder que queda reflejado en que el nuevo organigrama del banco es prácticamente calcado al del antiguo Santander. Ahí sigue la guardia pretoriana de don Emilio, esto es, Rodrigo Echenique, los hermanos Rodríguez Inciarte, Ana Patricia Botín, etc. con algún que otro enclavado sin mucho poder –Ángel Corcóstegui-, o algún añadido por razones de valía personal. Pero el núcleo duro sigue siendo el mismo que durante años ha regido los destinos de la entidad cántabra, o sea, Botín ha obtenido la victoria total y José María Amusátegui, el anterior copresidente, ha perdido la batalla.

En Endesa también va a haber cambios, debido a que a su presidente, Rodolfo Martín Villa, le ha llegado el momento de la jubilación. Y para atajar en seco todos los rumores sobre su sucesor que han empezado a circular por Madrid en los últimos días, Martín Villa ya ha anunciado que propondrá al presidente de Ibercaja y de la CECA, Manuel Pizarro, actual vicepresidente de la primera eléctrica española, para que herede el sillón.

La designación de Pizarro, por otra parte, contribuye a despejar muchas incógnitas. Por un lado, la de la propia sucesión en Endesa; por otro, que no es candidato a suceder a César Alierta al frente de Telefónica, como se ha especulado en los últimos días. Y eso es una señal de que Alierta ni está cansado ni está desgastado por los ataques que se han lanzado contra él desde el pasado miércoles por un presunto caso de compraventa de acciones con información privilegiada.

Esos mismos ataques pueden haber motivado la decisión de Alierta de cesar fulminantemente a la cúpula directiva de Admira, el holding que agrupa a las empresas de medios de Telefónica. La llegada de Luis Abril a la operadora como secretario general de la presidencia marcó el inicio de una operación de cambio en Admira prevista con plazos mucho más largos. Pero los acontecimientos de los últimos días pueden haber precipitado las cosas.

¿Termina aquí el baile este año? Puede que no, porque a las sorpresas con las que siempre hay que contar se suman algunas jubilaciones previstas, por ejemplo, la de Iñigo de Oriol al frente de Iberdrola, y los cambios que pueden tener lugar en algunas grandes compañías y entidades financieras si los rumores que circulan por Madrid en los últimos días se confirman. Y los periodistas sabemos por experiencia personal que el 60% de los rumores son ciertos.


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