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Emilio J. González

El IRPF de los socialistas

La semana pasada, el portavoz del PSOE, Jordi Sevilla, se marcó un buen tanto al proponer, en nombre de su partido, que la reforma del IRPF diera lugar a un impuesto de tipo único tanto para las rentas de trabajo como para las de capital. Sevilla, de esta forma, le dio una pasada al PP por la derecha y cogió al Gobierno a contrapié. Las declaraciones de Rato y Montoro primero, y las de Aznar después, criticando con dureza la propuesta en vez de analizarla, ponen de manifiesto hasta qué punto Sevilla puso en un brete al Ejecutivo.

La propuesta de Sevilla no es descabellada. Por el contrario, un impuesto de tipo único es la mejor forma de promover el trabajo y luchar contra el fraude porque la hora adicional trabajada cotiza al mismo tipo que las demás, lo que supone un incentivo a aumentar la jornada y reduce los incentivos al fraude fiscal o a buscar fórmulas alternativas para pagar menos aprovechando las posibilidades y los vacíos legales. Otra cosa es que las rentas de capital deban tributar al mismo tipo que las del trabajo porque esto podría suponer un elemento en contra del ahorro. En cualquier caso, y a falta de conocer la propuesta de forma más concreta, la idea debe ser bienvenida por lo que supone de paso adelante en un sistema tributario moderno y que juegue a favor de la eficiencia económica y porque, precisamente, viene de un partido como el PSOE que, hasta ahora, era el principal paladín del impuesto progresivo en nombre de una justicia social mal entendida.

Por desgracia, lo que de partida es una buena idea ahora empieza a conocer matizaciones no tan buenas como consecuencia de las divisiones internas en el seno del PSOE. Y es que la propuesta de Jordi Sevilla no gustó a todo el mundo, sobre todo al ala izquierda del partido, encabezada por el sector guerrista, que aprovechó la ocasión para lanzar un nuevo ataque contra el secretario general de los socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero, y su equipo. Y, como consecuencia de ello, Sevilla ha empezado a dar pasos hacia atrás y ahora su propuesta tendrá no un tipo único, sino un IRPF con dos tipos. La estructura, desde luego, es mejor que la que baraja el Gobierno para la nueva reforma que pretende poner en marcha en esta legislatura, donde este impuesto tendrá más tramos aunque con tipos menores. Pero, desde luego, la idea original era la mejor de todas. Pocas ocasiones mejores que ésta tendrá el PSOE para arrinconar al Gobierno. Que pena que sus divisiones internas no le dejen avanzar hasta el final.

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