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Emilio J. González

Menos fuelle

La desaceleración del crecimiento económico es un hecho que el Gobierno acaba de constatar con la revisión a la baja del cuadro macroeconómico para este año. El crecimiento no será del 3,6% estimado inicialmente, sino que se quedará en el 3,2%. Esto suponer crecer nueve décimas menos que en 2000. No obstante, se trata de un resultado bastante positivo por varias razones. En primer lugar, la economía sigue creciendo por encima del 3%, lo que, en sí mismo, es un buen resultado a tenor de la que está cayendo en Estados Unidos, la Unión Europea, Latinoamérica y las Bolsas. Además, es el quinto año consecutivo de expansión económica y, por ahora, no parece que esté próxima una desaceleración más intensa siempre y cuando se controle la inflación. Por último, la propia pérdida de fuelle de la demanda interna y la mayor contribución del sector exterior al dinamismo de la actividad productiva restarán presiones sobre unos precios de consumo que se están comportando peor de lo esperado.

El principal factor que explica la revisión a la baja del crecimiento económico es la más bien intensa desaceleración del consumo. El efecto que tuvo el recorte del IRPF en 2001 sobre el gasto de las familias está prácticamente agotado. Además, los españoles que tenían colocados sus ahorros en Bolsa o en fondos de inversión han perdido una parte de su riqueza, debido al desplome de los mercados de valores, y eso también ha frenado sus gastos.

Las empresas han notado el parón en el consumo y, en consecuencia, están moderando sus planes de inversión ante una demanda que se presenta con algo menos de pulso de lo que pensaban. Eso también ha contribuido a la desaceleración económica.

El tercer factor explicativo es el comportamiento de las Administraciones Públicas. El Gobierno ha revisado a la baja la previsión de crecimiento del consumo público, debido a la necesidad de cumplir el objetivo de alcanzar este año el equilibrio presupuestario. Y se ve obligado a hacerlo porque, como es lógico, si el crecimiento económico es menor, los ingresos tributarios también lo son. No obstante, consumo público es gasto corriente de la Administración, no gasto social ni inversión en infraestructuras, partidas ambas que, en principio, está previsto que sigan como se había presupuestado.

En cambio, el frenazo económico de EEUU y la pérdida de ritmo de la UE no nos afecta. De hecho, el Gobierno estima que el sector exterior sólo restará una décima al crecimiento, frente a las cuatro décimas previstas inicialmente. Y esto es porque, aunque España exportará menos de lo previsto, también reduce sus importaciones como consecuencia de la desaceleración del consumo y la inversión.

El empleo también notará la pérdida de ritmo económico y este año se crearán 64.000 puestos de trabajo menos de lo previsto. Aún así, el Gobierno estima que habrá ña nada desdeñable cantidad de 324.000 empleos nuevos.

Este escenario, por tanto, es un poco peor de lo previsto inicialmente, pero sigue siendo bueno, sobre todo cuando se compara con el conjunto de la Unión Europea, o con Estados Unidos. Y si se aprovechan la desaceleración económica para atacar con decisión a la inflación, la actual fase de expansión económica podrá prolongarse más allá de 2001. Esta es la clave.

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