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Encarna Jiménez

Dos estrenos instructivos

Los documentales de “La 2” son famosos porque son alabados por gente que no los ve. Están considerados como un territorio decente de la cadena pública, pero sus índices de audiencia suelen ser más bajos que las invocaciones de sus supuestos seguidores. Sin embargo existen, y no sólo traen animales, sino que en ocasiones son instructivos y hasta meritorios, aunque adolecen de ciertas inercias que los convierten en programas previsibles y acomodaticios. Este domingo, TVE ha estrenado “Elogio de la luz”, una serie dedicada a repasar la obra de una docena de arquitectos españoles actuales, presentada por Manuel Vicent, y los nuevos capítulos de “Mujeres en la historia”, dirigida por Maria Teresa Álvarez.

Ambas series tienen un carácter más divulgativo que de investigación y su realización es clásica. Las voces en “off” resultan familiares y la música de “amueblamiento” le da un aire relajante que evita sobresaltos, aunque haga languidecer el producto. Los aficionados a la arquitectura no encontrarán en “Elogio de la luz” nada nuevo, pero el público curioso puede conocer lo más destacado de Campo Baeza, Navarro Baldeweg, Oscar Tusquets, Oriol Bohigas, Cruz y Ortiz o el “españolizado” Alvaro Siza, lo que no deja de ser una oportunidad para que el telespectador y el ciudadano que se ve “afectado” por las construcciones de estos arquitectos-creadores conozca las claves de su obra.

La serie abrió con Rafael Moneo, el arquitecto que suscita más interés nacional e internacional y cuyas intervenciones crean polémica, a pesar de que es un autor de gran formación y que practica un respeto por la historia y el entorno que muchos no le reconocen. El repaso por el Museo de Arte Romano de Mérida, por el que Moneo siente predilección, la Fundación Miró de Palma, la estación de Atocha o el Kursaal de San Sebastián sirvió de repaso somero de la obra de un español internacional de gran versatilidad, pero con una impronta personal que le hace asumir el riesgo que conlleva toda intervención pública.

Si “Elogio de la luz” se ocupa de la arquitectura de vanguardia, en “Mujeres en la historia” prima el “interiorismo” clasicista. La serie de María Teresa Álvarez, con asesoramiento de Carmen Iglesias, ha tenido siempre especial debilidad por pasearse entre muebles y alfombras con incursiones en la jardinería. Esa tendencia “feminizadora” y un punto cursi es una impronta de todas las biografías de mujeres que presenta su directora. Esta semana, la protagonista era Cristina de Habsburgo, esposa de Alfonso XII, madre de Alfonso XIII y Regente respetuosa con la legalidad constitucional. Una reina que conviene conocer, aunque sea de manera superficial.

La divulgación de lo que supusieron algunas de las mujeres más sobresalientes de nuestra historia es una obligación de la cadena pública, sin embargo, el planteamiento de la serie, sin tener grandes fallos, adolece de un psicologismo y una tendencia al melodrama familiar que a muchos historiadores les puede irritar. De María Cristina de Habsburgo dijo Juan Pablo Fusi en el programa que “no tuvo una intervención decisiva en la política” –para eso estaba Cánovas- pero a lo largo del documental primó el mensaje de que su dignidad y discreción, tanto como el cuidado del Palacio, fueron una gran aportación en unos años delicados. Es la visión amable, y justa en el fondo, de una mujer que, sin embargo, admite otras lecturas menos edulcoradas que la que nos presenta María Teresa Álvarez.

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