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Fundación Heritage

En torno a la gente feliz

La idea de que la felicidad (o por lo menos de parecer feliz) es una deuda que tenemos con todos aquellos que están en nuestras vidas e incluso con la sociedad en general es una idea totalmente ajena para la mayoría de personas

Dennis Prager

Cuando usted piensa en un terrorista suicida musulmán, ¿la primera palabra que se le viene a la mente para describirlo es "feliz"? Claro que no. Sólo hace falta pensarlo un segundo para darse cuenta de que mientras la mayoría de la gente infeliz no hace el mal, la mayor parte del mal es hecho por gente infeliz. Esto es cierto en los niveles macro y micro. Todos sabemos que somos más propensos a arremeter contra otros cuando somos infelices y cuánto deseamos hacer que los demás se sientan bien cuando somos felices.
 
Dada esta asociación del mal con la gente infeliz, es bastante sorprendente la poca atención se le da a la felicidad como asunto moral más que como asunto psicológico personal. Demasiado a menudo la búsqueda de la felicidad (no la búsqueda de la diversión o entusiasmo) es vista como una búsqueda egoísta, cuando en realidad es una de las mejores cosas que uno puede hacer en su vida y por el mundo en general. Los padres fundadores de Estados Unidos fueron brillantes de muchas maneras y más cuando consagraron esa búsqueda junto con la de la vida y la libertad.
 
Por eso vale la pena fijarse en lo poco que se piensa en el asunto de la felicidad al tratar de entender las raíces del mal y en buscar formas de mejorar el mundo. Los que están en la izquierda se inclinan más a preguntarse sobre el estado económico de esos individuos y grupos que están metidos en comportamiento antisocial ("La pobreza provoca el crimen"). Y los de la derecha se preocupan más de los valores éticos y morales de la gente metida en ese tipo de mal comportamiento.
 
Bajo mi punto de vista, los valores son más determinantes que la economía. Pero poca gente tiene valores que sean tan firmes como para que siempre se impongan a su infelicidad personal y le lleven a actuar de acuerdo a esos valores.
 
Además, la gente feliz con poco carácter o que tiene un código subdesarrollado de valores, a pesar de todo no es propensa a comportarse cruelmente o de tomar parte en tendencias malignas. Pero la gente infeliz a la que le falta carácter o que no tiene un código de valores morales es muy propensa a exteriorizar su infelicidad de forma antisocial.
 
Esto es especialmente cierto en el terreno personal cuando la infelicidad puede ser tan fuerte que por lo general avasalla el sistema de valores de una persona. Sospecho que la mayor parte de los lectores de mi columna saben de alguien que por lo general tiene buenos valores y buen carácter, pero que sin embargo actúa indecentemente contra algún miembro de su familia, sea padre, hijos, esposo, esposa, hermanos.
 
Una de las más tristes revelaciones al ir envejeciendo es ver cuán a menudo los problemas psicológicos determinan el comportamiento. Cuando mi libro sobre la felicidad salió en 1999, me entrevistaron en muchos programas. Y casi en todos los casos el entrevistador me preguntaba: "De modo que usted escribe que tenemos la obligación moral de ser felices, ¿qué quiere decir con eso?
 
La idea de que la felicidad (o por lo menos de parecer feliz) es una deuda que tenemos con todos aquellos que están en nuestras vidas e incluso con la sociedad en general es una idea totalmente ajena para la mayoría de personas. Sin embargo cuanto más me dedico a escribir y dar conferencias sobre el tema, más me doy cuenta de que en realidad es así. Pregúntele cómo es su vida a cualquiera que haya sido criado por un padre infeliz, o que esté casado con una persona crónicamente infeliz, o a cualquiera cuyo compañero de trabajo sea malhumorado y usted entenderá rápidamente la obligación moral que tenemos de ser tan felices como sea posible.
 
Las encuestas muestran consistentemente que los republicanos y los judíos y cristianos religiosamente en activo son más felices que los demócratas y los americanos laicos. A la vista de lo expuesto, ¿qué nos dice todo lo anterior sobre lo bueno que cada grupo probablemente logre hacer?
 
©2005 Creators Syndicate, Inc.
 
*Traducido por Miryam Lindberg
 
Dennis Prageres periodista y comentarista radiofónico muy respetado en Estados Unidos, su programa se transmite desde Los Ángeles diariamente desde 1982. Sus artículos aparecen en grandes publicaciones americanas como The Wall Street Journal, Los Angeles Times, Townhall y el Weekly Standard, entre otras.

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