Tras la constitución de la Comisión de Investigación sobre el 11 de marzo en el Congreso de los Diputados tres son las preguntas claves a la que la Comisión deberá dar respuesta. La primera cuestión es qué fallos se produjeron en nuestro sistema de seguridad para que no sólo no se sospechara nada sobre la eventualidad de un atentado terrorista de Al Quaida en nuestro país, sino para que tras las comisión del mismo todas las informaciones policiales y de inteligencia apuntaran de forma rotunda a ETA como autora.
La segunda cuestión es qué filtraciones existieron desde la Policía Nacional. Las hubo a determinados medios de comunicación y, posiblemente, a otros partidos políticos, de forma que cuando el Gobierno informaba sobre la investigación muchos de lso datos ya obraban en manos de determinados medios.
La tercera cuestión es quién estuvo detrás de las concentraciones que se produjeron ante las sedes del partido Popular durante la Jornada de Reflexión electoral y cómo se instrumentalizó esa movilización a favor de determinadas opciones políticas. Una vez aclarados estos tres puntos, cada uno podrá atribuir las responsabilidades políticas que le parezca pertinente.
Hay otras cuestiones que nos es preciso que sean aclaradas con tanta prisa. Por ejemplo, la necesaria reflexión sobre las medidas legislativas, organizativas, presupuestarias y de todo tipo que son necesarias para poder hacer frente con mayor eficacia en el futuro a la nueva amenaza terrorista. Esta parece más propia de una más sosegada comisión de estudio que pueda constituirse en los próximos meses que de una comisión de investigación.
GEES: Grupo de Estudios Estratégicos