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Germán Yanke

Ladran, ladran

Anasagasti y sus cuates ya no engañan a nadie ni en su propio partido. La estrategia de mantener la provocación (crédito y apoyo a Otamendi, insultos al ministro del Interior, etc.) es fruto del sarpullido que les produce que Batasuna vaya a ser legalmente ilegalizada. Las baladronadas de ahora son como los recursos del Gobierno vasco contra la Ley de Partidos: griterío nervioso porque el Estado de Derecho, en el ejercicio de sus legítimas competencias para defender las libertades de los ciudadanos, va a ilegalizar a los amigos del PNV.

Algún incauto piensa que el fondo de la táctica gritona de los nacionalistas vascas es mostrar la faz más radical posible para rebañar algunos votos. Esa es la pantalla, el último remedio. Lo que les saca de quicio es que el entramado de ETA sea perseguido eficazmente, ver un horizonte en el que no puedan seguir recogiendo las nueces. Con violencia o sin ella, no hay en la actualidad ningún proyecto nacionalista que sea democrático. Sin ETA, además, todo lo suyo es ridículo. Que ladren, que ladren...