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DISIMULANDO EL PROYECTO LAICISTA

Zapatero reconocerá a los suyos

Por más que se empeñe, el ministro Moratinos no podrá presentarse a las elecciones para presidente de la Conferencia Episcopal. Por más que se empeñe el Embajador de España ante la Santa sede, don Francisco Vázquez, nunca podrá participar en un consistorio público sobre las causas de los Santos. Pero lo que sí podrán es conjugar el verbo dialogar en la voz activa del cambio de tercio, nunca es tarde si las elecciones hay que ganarlas o matémoslos a todos que Zapatero reconocerá a los suyos.

Por más que se empeñe, el ministro Moratinos no podrá presentarse a las elecciones para presidente de la Conferencia Episcopal. Por más que se empeñe el Embajador de España ante la Santa sede, don Francisco Vázquez, nunca podrá participar en un consistorio público sobre las causas de los Santos. Pero lo que sí podrán es conjugar el verbo dialogar en la voz activa del cambio de tercio, nunca es tarde si las elecciones hay que ganarlas o matémoslos a todos que Zapatero reconocerá a los suyos.
Monseñor Blázquez

Dicen que, después del brindis de la Embajada, que no tiene nada que ver con el brindis del Retiro de Menéndez y Pelayo, las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno han cambiado. No en vano, la vicepresidenta del Gobierno se apresura a anunciar que irá al consistorio público de nombramiento de nuevos cardenales; el presidente del Gobierno dice en público, y no sabemos si también en privado, que no habrá eutanasia en el programa del PSOE; incluso les pide a los obispos una limosnita de libertad inexpresiva para que cierren el único paraguas de libertad que nos queda en España.

Hay más, no lo duden. En los postreros postres se oyó hablar de la Educación para la Ciudadanía y parecía que estaba hablando el presidente de la FERE; de aborto, nada de nada, que para eso están los comunistas y los radicales independentistas, republicanos, que se encargarán de hacer el trabajo sucio. Lo que ahora vende el Gobierno, a cambio de un puñado de votos, que no de la primogenitura, es que el futuro liderazgo social de España se ha inspirado en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Ahí es nada.

¿De qué se trata entonces? No hay diálogo sin verdad; ni verdad sin diálogo. Del diálogo sin la verdad se ha encargado el socialismo español durante mucho tiempo; pensemos en ETA, en el matrimonio homosexual, en la ley biomédica, en el divorcio a la carta... De la verdad y del diálogo se encarga la Iglesia. Hay quien afirma, incluso, que con este espejismo de buenas intenciones lo que se pretende es dividir a la Iglesia, a la Conferencia Episcopal, y hacer campaña no sólo para las elecciones generales, sino también para las elecciones a presidente de la Conferencia Episcopal. Hay quien señala que buscan que en la opinión pública y publicada haya cardenales y obispos buenos y malos, unos con tesis anacrónicas y radicales y otros modernos y comprensibles, para así poder arrinconar en el cuadrilátero a los que no han recibido del ministro el plácet.

Zapatero y su proyecto laicista, propio de la masoneríaFuentes destacadas de algunos socialistas, y de algunos cristianos, alaban y anuncian a bombo y platillo el inminente nombramiento del obispo de Bilbao como arzobispo, no sabemos si ad personam, ad prelaturam personalem, nullius o marcialem. Que don Ricardo sea, próximamente, elevado a la categoría de arzobispo será consecuencia de una historia, de una acreditación personal, de un servicio a la Iglesia o de una necesidad pastoral que no necesita de empujes tan cualificados. Nunca de una forma o estrategia política que beneficie a tal o cual Gobierno, en la que, por supuesto, la persona aludida está alejadísima. La discreción que caracteriza al presidente de la Conferencia Episcopal bien pudiera ser una característica de los que pretenden hacerle publicidad. Los obispos no se dejan engañar por los cantos de sirena y conocen, vaya si conocen, lo que está ocurriendo. Poco ha cambiado España y el Gobierno desde que se hiciera público su documento sobre algunas orientaciones sobre la actual situación. Si cabe, se han agudizado más varios procesos de laicismo campante y sonante.

Por tanto, viviremos, hasta conocer el resultado de las elecciones generales del próximo mes de marzo días de brindis, de sonrisas falsas, de esperanzas y augurios no contrastados por parte del Gobierno. Les molestarán, sin duda, las voces de la libertad, y la COPE. Pero pretenderán algo así como una luna de miel ficticia entre la Iglesia y el Gobierno, para la que buscarán las escasas coincidencias que se han producido a lo largo de estos últimos años, a lo sumo la inmigración o una no articulada política fiscal o de la vivienda.

Pero el encantamiento colectivo que pretende el Gobierno en materias eclesiales no será capaz de ocultar lo que de verdad importa: la tristeza en el alma que produce un Gobierno que, como afirman recientemente dos libros claves, uno de Ricardo de las Heras, La conspiración masónica en España (Styria), y otro de José Antonio Ullate Fabo, El secreto masónico desvelado (Libros Libres), tiene la facilidad de ocultar detrás de las bellas palabras un proyecto laicista que, como ha descrito la escritora italiana Rosa Alberoni (Ediciones Cristiandad), propugna la expulsión de Cristo.

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