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Jorge Soley

Cien días de Biden en la Casa Blanca… ¿hay alguien tan desalmado como para no reconocer que todo lo ha hecho bien?

Al igual que a Obama le dieron el Nobel de la Paz por el mero hecho de no ser George W. Bush, a Biden le aplauden por el mero hecho de no ser Trump.

Al igual que a Obama le dieron el Nobel de la Paz por el mero hecho de no ser George W. Bush, a Biden le aplauden por el mero hecho de no ser Trump.
El presidente de EEUU, Joe Biden. | EFE

Han pasado (ya más de) 100 días desde que el presidente de los Estados Unidos tomó posesión de su cargo, momento en el que típicamente se hace balance de sus primeros pasos.

¿Qué podemos decir?

La Vanguardia titulaba: "Biden supera las expectativas en sus primeros cien días", que no se sabe exactamente si tiene mucho mérito o no, dependerá de cuáles fueran esas expectativas. Y añadía: "Los analistas comparan al presidente demócrata con Roosevelt y Johnson". Se dejaron a Lincoln y a Washington. El País, por su parte, escribía:

Apenas 100 días de Joe Biden en la Casa Blanca han bastado para cerciorarse del giro profundo que ha dado Estados Unidos (...) El presidente norteamericano ha pisado el acelerador en temas de calado como la vacunación masiva, la vuelta al multilateralismo, la modernización del país y el giro dado en políticas sociales. Su gran reto sigue siendo la inmigración.

Empezando por la política internacional, prerrogativa propia de la presidencia, el nuevo presidente ha afirmado en público que el líder chino Xi Jinping es un bestia ("thug") y que Vladimir Putin es un asesino. Pero tranquilos, el nuevo presidente se llama Joe Biden y no Donald Trump, así que podemos anunciar a los cuatro vientos que ha recuperado el civismo y la moderación a los asuntos internacionales. En esto le es de gran ayuda la nueva embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, quien ha afirmado, con gran sutileza:

La supremacía blanca está entretejida en nuestros documentos y principios fundacionales.

Otro de los momentos cimeros de estos 100 días fueron las palabras del secretario de Estado, Antony Blinken, sobre el oleoducto Nord Stream 2, casi terminado, que unirá Rusia y Alemania a través del Báltico:

Una mala idea, mala para Europa, mala para los Estados Unidos, en contradicción con los propósitos de seguridad de la UE y que puede socavar los intereses de Ucrania, Polonia y de muchos socios y aliados cercanos.

Además, recordó que todas las empresas que participen en la obra pueden ser sancionadas. ¿Está Blinken amenazando a Alemania? No, hombre, no, eso de las amenazas era en tiempos de Trump. Ahora se lleva el multilateralismo y esas palabras son solo una sugerencia, un comentario, un recordatorio, que estamos en tiempos de Biden, el amigo de todos.

En el tema de la vacunación, Biden se vino arriba y dobló la apuesta, prometiendo: "Vamos a vacunar a 200 millones en mis primeros 100 días". La realidad es que al cumplirse ese plazo había 95 millones de personas con las dos dosis (y 140 millones con una), una buena cifra, aunque lejos de lo prometido. Pero qué más dan unos millones arriba o abajo, si se trata de Joe Biden.

Otra novedad de estos primeros 100 días: hemos podido ver al presidente de los Estados Unidos interfiriendo en un juicio, afirmando que la sentencia debería ser en un sentido ("creo que las evidencias son abrumadoras") y presionando al jurado. Una práctica inédita que contradice el respeto debido hacia los tribunales… Pero no lo ha dicho el matón de Trump, sino el simpático e inofensivo Joe Biden a propósito del juicio sobre la muerte de George Floyd, así que no hay ningún problema: podemos afirmar, sin que nos tiemble la voz, que por fin ya no tenemos un presidente que amenaza la democracia.

Reconoce El País que "su gran reto sigue siendo la inmigración", y es que hemos asistido a un fenómeno de libro: el efecto llamada en la frontera entre Estados Unidos y México, creando una crisis migratoria que ha llevado al nuevo presidente a reabrir las jaulas para detener a menores en la frontera. Además, mientras que en tiempos de Donald Trump se podía acceder a las mismas para asegurarse de las condiciones en que estaban los detenidos, la Administración Biden prohibió el acceso de los periodistas a las instalaciones donde están recluidos 10.500 inmigrantes. Pero se trata de Biden, no de Trump, y lo hace por su bien, nos explican los medios. Y en cualquier caso, ¿no habíamos dejado dicho que Biden es amigo de los inmigrantes y quiere lo mejor para ellos?

¡Ah!, y en estos 100 días Biden ha dado una sola rueda de prensa verdadera (aceptando preguntas). Una lástima, pues nos hemos vistos privados de alguna de sus famosas meteduras de pata. No obstante, preguntado precisamente sobre el aumento del número de inmigrantes que cruzan a Estados Unidos por su frontera sur con México, afirmó: "Hay un aumento significativo del número de personas que llegan a la frontera en los meses de invierno de enero, febrero y marzo. Esto ocurre todos los años". Una afirmación que no se sostiene con los datos de la US Customs and Border Protection Agency: en enero y febrero de 2021 fueron detenidas 78.442 y 100.441 personas, lo que supone un aumento significativo respecto a las cifras de los mismos dos meses del año pasado, que fueron algo más de 36.000 para cada uno. ¿Han visto a algún cazador de bulos advirtiendo de que Biden nos la está colando?

En lo que sí que está cumpliendo Biden es en la especialidad de la casa: gastar como nunca antes. Sólo su paquete de ayuda covid ascendió a 1,9 billones de dólares. Y ya se otea en el horizonte un proyecto de ley de infraestructuras de 2,5 billones de dólares. Pero no se engañen, le llaman "infraestructuras" como podrían haberlo llamado cualquier otra cosa. La senadora demócrata por el estado de Nueva York, Kirsten Gillibrand, ha declarado: "Un permiso pagado es una infraestructura. El cuidado de los niños es una infraestructura. El cuidado de dependientes es una infraestructura". Anta las críticas, Biden salió en defensa de Gillibrand con unas declaraciones para la historia: "La idea de infraestructura siempre ha evolucionado para satisfacer las aspiraciones del pueblo estadounidense y sus necesidades y hoy vuelve a evolucionar". Sus deseos son órdenes, Mr. Biden… mientras los medios se sacan el sombrero con gesto de admiración ante la enésima pirueta retórica.

Por último, entre las pocas cosas concretas que ha hecho Joe Biden en estos 100 días encontramos lo que me imagino que El País considera "la modernización" de Estados Unidos. Me refiero a la autorización para que las píldoras abortivas se envíen por correo con la excusa de la pandemia. Llevar el aborto a los cuartos de baños de cada casa estadounidense, un gran avance sin duda. Aunque esto no será nada con los planes de Biden para castigar a médicos y hospitales por "discriminación sexual" si no aceptan hacer "transición de género" a base de hormonas y cirugía.

Que cada cual juzgue sobre el balance de estos primeros 100 días, pero uno no puede evitar la impresión de que, igual que a Obama le dieron el Nobel de la Paz por el mero hecho de no ser George W. Bush, a Biden le aplauden por el mero hecho de no ser Trump.

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