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Libertad Digital

Presuntas manipulaciones

Una de las creencias atávicas más arraigadas en la mentalidad anticapitalista y antioccidental es la de que seríamos objeto de una manipulación constante que nos induce a pensar y creer lo que no se sabe muy bien quién querría que pensáramos o creyéramos. Nada puede la evidencia contra la fe: si ese ente manipulador existiera, sus esfuerzos serían un completo fracaso, como demuestra la carga ideológica que rezuman la mayor parte de los medios de comunicación en España, como en el resto del mundo, especialmente en temas de política internacional, donde el anticapitalismo se confunde con el antiamericanismo y el antisemitismo hasta extremos que agreden el buen sentido.

Estas mentalidades se agarran como a un clavo ardiendo al mínimo indicio que podría confirmar sus sospechas y aliviarles las contradicciones en que les sume su esquizofrenia. El último ejemplo es el rumor difundido por el correo electrónico a la velocidad del rayo. Un mensaje procedente de Brasil afirmaba que las imágenes difundidas por la cadena de televisión CNN, donde aparece un grupo de palestinos celebrando los ataques terroristas a EE UU del 11 de septiembre, son de 1991. Su autor, un estudiante de la Universidad estatal de Campinas, informa de que uno de sus profesores dispone de un video que prueba que se trata de imágenes tomadas cuando Irak invadió Kuwait.

Márcio A. V. Carvalho, que así se llama el autor del mensaje, acusa a la cadena estadounidense –nada de derechas, para más inri– de manipular la información para fomentar el odio contra los palestinos. Además, remite a indymedia un periódico extremista pro palestino radicado en Israel, con ramificaciones en medio mundo.

CNN, en una declaración oficial, desmintió rotundamente tales acusaciones. Además, otras agencias de prensa como Reuters han facilitado las mismas imágenes. También existen fotos de Associated Press que muestran expresiones de júbilo similares en Jerusalén.

Cuesta mucho trabajo creer que medios tan prestigiosos como CNN, Reuters o Associated Press estén conjurados en contra de los palestinos. Pero hace falta estar muy intoxicado para creer que estos medios estén dispuestos a arruinar su credibilidad con tal de causarles a los palestinos semejante daño “colateral”.

Al parecer, el propio Carvalho ya ha reconocido su error, pero ese mensaje no se ha propagado con la misma velocidad que el primero. Todo hubiera quedado en una broma de mal gusto, de no ser porque el mensaje original sigue llegando a las bandejas de entrada sin que nadie se haya tomado la molestia de verificarlo. La guinda en el pastel la han puesto algunos periodistas, entre ellos Miguel Ángel Aguilar en una tertulia televisiva, que se apresuraron a dar por cierto el rumor.

El cuento de la supuesta cadena de televisión manipuladora y antipalestina es otro síntoma de la patología antioccidental que aqueja a un gran número de nuestros intelectuales y periodistas, ese particular tipo de ceguera selectiva que les lleva a ver solamente lo que quieren ver. Dicho en castizo, piensa el ladrón que todos son de su condición.

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