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Los enigmas del 11M

Calla, Cayo

Editorial del programa Sin Complejos del domingo 6/6/2010

Como saben ustedes, estos días se está celebrando en Sitges la reunión del famoso Club Bilderberg, que no es otra cosa que una cita anual donde gente influyente de Europa y Estados Unidos - políticos, financieros, periodistas - se reúne para comentar la situación, para comer opíparamente y para mostrarse encantadísimos de conocerse unos a otros. Vamos, lo que suele suceder en cualquier club de gente bien.

El Club Bilderberg nació en 1954 por iniciativa del político de origen polaco Jozef Retinger, ferviente europeísta. El objetivo era favorecer el entendimiento entre Europa y Estados Unidos. La primera reunión del club se celebró en un hotel próximo a la ciudad holandesa de Arnhem, el Hotel de Bilderberg: de ahí el nombre del Club.

Hay por ahí algunos dementes que pretenden ver en esas reuniones algo así como una especie de sanedrín dedicado a dirigir el mundo en la sombra. Como si para dirigir el mundo fuera necesario ir anunciando las reuniones a bombo y platillo. Si alguien quiere buscar reuniones donde se decida el futuro del mundo, que no mire a Sitges, sino a Alcalá de Henares, donde hace pocos días se celebró una reunión de los jefes de los principales servicios de información occidentales. Seguro que allí se trataron asuntos mucho más interesantes que los que la "gente bien" del Club Bilderberg pueda abordar en sus eventos sociales.

Uno de esos dementes con mentalidad conspiranoica debe de ser el coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara, que ayer declaró en Santiago de Compostela que en Bilderberg "se están reuniendo en este momento los terroristas financieros internacionales". ¡Terroristas financieros internacionales! ¡Toma ya!

La verdad es que la declaración de don Cayo no deja de ser sorprendente, si tenemos en cuenta la personalidad de quienes han ido asistiendo a las reuniones del Club Bilderberg a lo largo de los años.

Porque entre los asistentes a una o más reuniones del Club, es decir, entre esos a los que Cayo Lara denomina "terroristas financieros internacionales", nos encontramos con personajes como Bill Gates, presidente de Microsoft; el actual presidente de la Unión Europea, Van Rompuy; el rey Juan Carlos y la reina Doña Sofía; los demócratas americanos Bill Clinton y Hilary Clinton; los laboristas ingleses Tony Blair, Gordon Brown o Peter Mandelson; el socialista belga Paul-Henry Spaak; el laborista holandés Wim Kok; el socialista francés Gaston Defferre; el socialdemócrata alemán Helmut Schmidt... Además de Pedro Solbes o el propio Zapatero, que este año ha ido al Club a dar una charleta.

No sé a ustedes, pero a mi, personalmente, me resulta incomprensible que Cayo Lara califique de "terroristas financieros internacionales" a reputados miembros de partidos socialistas, laboristas y socialdemócratas de distintos países europeos o a iconos de la progresía mundial como Bill y Hillary Clinton.

Pero debo reconocer que lo que más me desconcierta es lo de que incluya a Pedro Solbes y Zapatero en su lista de terroristas financieros internacionales. ¿Quiere decir don Cayo Lara que su partido - Izquierda Unida - ha estado apoyando, durante esta legislatura y la anterior, a un gobierno en el que los cargos de presidente y ministro de economía estaban desempeñados por sendos terroristas financieros internacionales?

Entonces, según eso, ¿debemos deducir que Izquierda Unida y el propio señor Lara no serían otra cosa que cómplices del terrorismo financiero internacional, dado que gracias a su apoyo parlamentario el terrorismo financiero internacional tiene controlado el gobierno de nuestro país?

Confieso que estoy estupefacto. No sé si lo del señor Lara ayer es un indicio de que el coordinador general de Izquierda Unida necesita urgentemente tratamiento psiquiátrico o si es que es un ejemplo de eso que en los países de la órbita soviética llamaban autocrítica. A lo mejor es eso: a lo mejor es que a Cayo Lara le dio ayer por confesar en público sus veleidades contrarrevolucionarias y mañana nos sorprende condenándose a sí mismo a una prolongada estancia en el gulag.

Aunque mucho me barrunto que lo de Cayo Lara no es otra cosa que un simple ejercicio de cinismo. Una consigna fácil y ramplona, destinada a convencer a los más tontos de sus votantes de que no es un mero lacayo de esos poderes financieros a los que simula oponerse.

Por si acaso es así, déjenme que responda al discurso cutre de don Cayo con una poesía aún más cutre, de mi propia cosecha:

Mejor será que calles, Cayo Lara
y guardes para ti tus fantasías.
Si insistes en decir majaderías
pensarán, con razón, que estás majara.

Quizá debiera alguien recordarte
que Izquierda Unida ha usado a sus votantes
para darle el poder a esos tunantes
contra los que simulas rebelarte.

¡Vaya cara que tienes, compañero!
¡Si son los llamazares y madrazos
los que han hecho posible este mal rollo!

Si existen terroristas financieros
que imponen sus injustos decretazos
es gracias a que tú les das apoyo.

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