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Los enigmas del 11M

El juicio del bórico: tercera sesión

Ayer declararon los otros dos peritos que elaboraron el informe original del ácido bórico, los cuales han ratificado la versión que ya había dado el perito Escribano: que sus jefes instaron a que se corrigiera el informe "por orden de la superioridad".

El argumento esgrimido por las defensas es que los párrafos que se ordenó mutilar (los antecedentes de uso de ácido bórico por parte de ETA) no eran relevantes para la investigación del 11-M, pero ayer en el blog, uno de nuestros contertulios, jflp, hacía una observación enormemente inteligente: en la fecha en que se elaboró ese informe del ácido bórico (marzo de 2005), el 90% de las investigaciones del 11-M estaba bajo secreto de sumario.

¿En virtud de qué informaciones sabían los superiores de los peritos Escribano, López y Manrique qué antecedentes eran relevantes, y cuáles no, para las investigaciones del 11-M? Si estaba declarado el secreto del sumario, ¿cómo sabían que la Guardia Civil, o el CNI u otras unidades policiales no estaban investigando posibles conexiones de ETA con el 11-M? ¿Con qué criterio decidieron lo que era "relevante"?

Por si no bastara la declaración de los peritos acerca de esas "órdenes de la superioridad", el propio argumento de la defensa indica a las claras, mejor que ningún otro argumento, cómo existía una decisión "apriorística" sobre qué debía incluirse en el sumario y qué no. Había que vender a la opinión pública el falso carácter islamista del atentado... ¡y vale ya!

Isabel López Cidad afirmó, además, que entre el 11-M y la fecha de las elecciones tuvieron lugar otros numerosos hechos extraños, aunque no la dejaron que los explicara en la sala.

Pero quizá lo más triste de la sesión de ayer fue la denuncia que realizó Isabel López Cidad, al igual que el día anterior su compañero Escribano, sobre la campaña de acoso laboral desatada contra los peritos por haberse atrevido a denunciar públicamente las manipulaciones. Desde amenazas a los compañeros que osaran hablar con ellos, hasta intentos de ridiculizar a los peritos en su entorno de trabajo. Tampoco se la dejó a Isabel López Cidad que relatara pormenorizadamente los episodios de esa campaña de acoso, aunque en este caso por una razón de carácter jurídico: ese episodio de acoso está siendo investigado como parte de la denuncia que los dos peritos presentaron a sus superiores.

Pero, de nuevo, la propia dinámica de la sesión de ayer fue la mejor demostración de ese ambiente de acoso. Varios de los compañeros de los mandos policiales que presuntamente falsificaron el informe han estado arropando a los acusados durante el juicio. Y sus comentarios despectivos, dentro de la sala, hacia los peritos ("es como preguntarle a la manilla de la puerta", "éste es tonto", ...), , o las muestras de aprobación que daban cada vez que alguien decía algo que pudiera exonerar a los acusados, no dejaban lugar a dudas de para qué habían ido.

Entre los más expansivos estaba, curiosamente, el propio comisario Carlos Corrales, jefe de la Policía Científica el 11-M, que, por lo apasionado de sus comentarios, parecía que fuera él el acusado. Tan ostentosamente expansivo resultaba, que alguna de las personas presentes en la sala no pudo evitar preguntarse para sus adentros a quién iba dirigida tanta sobreactuación.

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