Otra vez el enigma de las filtraciones. Como en una de aquellas primeras y enrevesadísimas novelas de John Lecarré, en las cuales una traición enmascaraba otra, que a su vez… Así hasta lo más inverosímil. Porque sólo lo inverosímil está a la altura de lo verdadero.
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Y es todo enigmático en el titular – no el principal – de primera página con el cual El Mundo da noticia de lo que, además de secreto de Estado, sería – de ser verdadero – el mayor escándalo, no ya de los casi dos años Zapatero; el mayor escándalo del cuarto de siglo democrático en España. Con la sola excepción del GAL. Lo que, con titular pequeño y cauto editorial descriptivo, plasma El Mundo, se resume en una constatación escueta: la Armada española estaría haciendo una guerra secreta. En la frontera entre Irak y Siria, y bajo el denostado mando estadounidense. Toda legalidad democrática habría sido, así, rota. En el nudo más sensible de un Estado: su ejército.
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Una guerra secreta. No hay delito más grave que pueda cometer un gobierno constitucional.
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¿Es la información cierta? Y si lo es – y así parece, puesto que aún el Presidente del Gobierno no compareció urgentemente en el Parlamento para desmentirla – , ¿quién filtró tamaña enormidad a la prensa? ¿Un Presidente ansioso de decapitar al mismo ministro de la guerra que anda largando a media voz auténticas monstruosidades sobre algún líder del catalán "partido hermano", sin cuyo apoyo el Gobierno español caería a plomo? ¿O un ministro de la guerra, ansioso de poner a su hostil presidente ante la más grave crisis institucional de su carrera? ¿U otro, llamémoslo X...?
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Todo reviste tintes demasiado claros como para no ser sospechosos de la tiniebla más densa.