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Martín Krause

Alfonsín, anti-nobel de Economía

Supongamos que uno quisiera tomar un camino opuesto al tradicional para aprender economía, un camino negativo. Esto es, en lugar de estudiar y comprender las leyes económicas descubiertas por los hombres, comparar las teorías y cuestionarlas, uno se limitaría exclusivamente ha estudiar los errores en la materia. Una vez que se conocen todos los errores, lo que queda han de ser las proposiciones correctas.

Por cierto que sería un camino engorroso, pero es uno de los caminos posibles. Y en tal caso, ¿qué libro de texto habría que utilizar? Pues yo voy a sugerir que la mejor bibliografía relacionada con los errores económicos sería un libro de citas del expresidente argentino Raúl Alfonsín.

Ese libro aún está incompleto pero tiene seguramente una colección imbatible, digno trabajo para formar parte de las Obras Maestras del Terror. La semana pasada el exmandatario se encargó de acumular un par de ellas. La primera es la siguiente: "Los dos episodios más graves para la Argentina del siglo XX son, en lo institucional, la revolución del '30 y, en lo económico... la ley de convertibilidad".

Ninguna mención hay a la hiperinflación que con un índice del 200% mensual en julio de 1989 señaló el último mes del gobierno de Alfonsín antes de abandonarlo prematuramente por la incapacidad y la imposibilidad de hacer algo al respecto, fenómeno que dejó a la Argentina postrada y abatida. Señalar a la convertibilidad como el peor episodio económico del siglo es semejante a decir que el peor episodio internacional del siglo fue la caída del Muro de Berlín, en lugar de señalar las guerras y dictaduras que azotaron el mundo en ese lapso.

La segunda también se refiere a la convertibilidad: "Es una trampa mortal, porque entrar es fácil, pero no se sabe cómo salir". Esa frase, va a resultar incorporada al libro de errores por la intención de quién la dice pero, dándole otra interpretación refleja dos verdades al mismo tiempo. Si fuera aplicada a la hiperinflación sería exacta para describir lo sucedido al final de su mandato. La estrategia económica seguida durante el gobierno de Alfonsín fue sumiendo a la Argentina en una pesadilla económica, de la cual no se supo cómo salir.

Por otra parte, proviniendo de quien viene, cabe decir que es efectivamente así en la convertibilidad. Por supuesto que es una trampa mortal, el asunto es para quién. Y resulta una trampa mortal para aquellos que quisieran volver a las andadas de las políticas monetarias basadas en la expansión de la oferta monetaria con destino a cubrir el déficit fiscal, la estatización de los depósitos, el control de las tasas de interés, el control de cambios y el racionamiento del crédito sobre la base de criterios políticos, todas ellas herramientas del peor terror económico que pueda imaginarse, las cuales fueron en gran medida responsables de que Argentina dejara de tener una moneda: la relación M3/PIB que alcanzara en la década de los años 20 hasta un notable 70% terminó a fines del gobierno de Alfonsín en no más del 3%.

Los argentinos hacía ya tiempo que habían dejado gradualmente de utilizar la moneda que el mismo expresidente quisiera manipular, la economía se había dolarizado y el sistema financiero circulaba por canales completamente informales, eludiendo los infinitos controles impuestos por las autoridades.

Que Alfonsín diga que la convertibilidad es una trampa es precisamente lo que justifica su introducción y mantenimiento. Es más, en la medida que siga realizando ese tipo de comentarios y generando mayores dudas respecto al futuro económico y la posibilidad de inestabilidad de las reglas de juego, acelerará el ya avanzado proceso de dolarización y puede hasta generar una dolarización de hecho, la cual sería para Alfonsín, seguramente, una trampa aún peor.

Ya que los argentinos todavía tienen memoria y cualquier intento o amenaza de quitar la "trampa" haría que estos impongan una mayor, al trasladarse hacia el dólar. Es cierto que Alfonsín dice que no está sugiriendo abandonarla, pero no porque la quiera sino porque no sabe cómo salir de ella, el único camino posible es ciertamente peor desde su punto de vista.

Si Alfonsín dice que es una trampa y que no sabe cómo salir de ella, quiere decir que está funcionando.

© AIPE


Martín Krause es corresponsal de la agencia de prensa AIPE en Buenos Aires.

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