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Necrológica

El inventor de la infancia feliz

La expresión "infancia feliz" tuvo que nacer al mismo tiempo que las canciones de Robert Sherman para las películas de Disney

por Víctor Gago

Los aristogatos "demuestran su aristocracia / cuando se mueven con gracia". Así son las canciones que Robert Sherman escribió junto a su hermano Richard: la hiperactividad como forma de la elegancia, el vértigo como distinción espiritual, el juego prestidigitador de las palabras como infatigable celebración de la vida. Sus canciones son un manual de júbilo para los niños nacidos a partir de 1960. Sin sus estribillos saltimbanquis, los andariegos Duquesa y Tomás O’Malley no pasarían de la categoría de mininos indolentes; el anfibio Chitty Chitty Bang Bang se quedaría en vulgar cafetera con ruedas y la voladora Mary Poppins se movería con la pesadez de una institutriz taciturna. Si están entre los personajes más gozosos de Disney es porque los alienta la música que los hermanos Sherman escribieron para estas deliciosas comedias de las que mana nuestra educación sentimental.

El mayor de los dos, Robert Bernard Sherman, ha fallecido este lunes en Londres a los 86 años, de un ataque al corazón. Como los niños van directamente al Cielo, un niño grande y travieso llega para animar un poco el cancionero angélico.

Es difícil imaginar que la expresión "infancia feliz" tuviese una manifestación concreta antes de Mary Poppins, El libro de la selva, Los Aristogatos, La bruja novata o Chitty Chitty Bang Bang. Las canciones que Robert y Richard Sherman escribieron para esas películas tienen mucho que ver en ese estado de risa, juego y descubrimiento que asociamos a la idea de una infancia dichosa. Quién no ha tarareado alguna vez el estribillo de Supercalifragilisticoespialidoso, la canción de Mary Poppins que ganó un Oscar. "Supercalifragilisticoespialidoso, / aunque suene extravagante, ¡raro y espantoso! / Si lo dice con soltura sonará armonioso, / supercalifragilisticoespialidoso".

Melodías pegadizas, con un toque retro, que unen la sencillez de las canciones escolares y el desafío vertiginoso del retruécano, el trabalenguas y otras desinhibiciones de un lenguaje que vuela libre entre imágenes surrealistas, humorísticas e inversiones del sentido. Es como si Lewis Carroll, en vez de remar en el lago mientras le contaba un cuento a Alicia Liddell, se hubiese inventado a su personaje tocando el piano.

Robert Sherman nació en vísperas de la Navidad, el 19 de diciembre 1925, en Nueva York, hijo de emigrantes judíos de origen ruso. Puede decirse, con toda propiedad, que vino al mundo con un pan debajo del brazo. Su padre, Al Sherman, músico que escribía canciones al peso para Tin Pan Alley, la asociación de editores de Broadway, cobró el día en que su bebé nació un cheque por derechos de autor de una canción, lo que le permitió pagar los servicios del hospital donde su esposa, Rose, dio a luz a Robert. La canción se titulaba Guarda tu pena.

Robert fue un niño prodigio, que destacó precozmente como intérprete de violín y piano, como poeta y como pintor. La pintura fue su actividad secreta durante casi toda su vida, hasta que, hacia el año 2000, se decidió a mostrar sus cuadros en una exposición celebrada en Londres.

A los siete años de edad, la familia Sherman se mudó a Hollywood, atraída por las oportunidades que el naciente cine sonoro ofrecía a los músicos. Instalados en Beverly Hills, los hermanos Sherman destacaron como compositores e intérpretes de sus propias canciones en espectáculos musicales y programas de radio. Walt Disney fue su mentor. Los mejores frutos de su colaboración llegaron en los años 60. De esta época datan Mary Poppins (1964) y Chitty Chitty Bang Bang (1968). En los 70 llegarían las inolvidables canciones para Los Aristogatos, El libro de la selva y La bruja novata.

Robert Sherman disfrutó de su merecido retiro en Londres, donde vivió durante el resto de su vida. En 2002, el West End produjo un montaje teatral de Chitty Chitty Bang Bang, que Robert Sherman enriqueció con canciones nuevas. En 2008, el señor George W. Bush le impuso la Medalla Nacional de Honor de los Estados Unidos. Y es que Robert Sherman, además del creador del alma musical de varias generaciones de niños, había sido un héroe. Durante la II Guerra Mundial, formó parte de la escuadra que liberó el campo de concentración de Dachau y, en 1945, recibió un disparo en la rodilla que le obligó a llevar bastón el resto de su vida.

Se casó en 1953 con Joyce Ruth Sasner, de la que ya no se separaría. Tuvieron cuatro hijos.

Las canciones de Robert Sherman festejan el movimiento perpetuo, empezando por el movimiento de la fantasía. Hay una agitación de prodigios y de personajes estrambóticos cuya gracia y ligereza son tales, que, más que ilustrar las escenas de las películas de Disney para las que fueron escritas, parecen anteriores a las imágenes y consiguen que estas sean, a menudo, ilustraciones o pretextos de una atmósfera musical, algo que solo han conseguido genios como Bernard Hermann con la música de Psicosis (Hitchcock), Danny Elfman para Charlie y la fábrica de chocolate (Tim Burton) o Howard Shore para El silencio de los corderos (Jonathan Demme).

Uno de sus hijos anotó este lunes en su muro de Facebook que su padre había nacido para "traer felicidad al mundo". Sus canciones fueron escritas para sembrar "la esperanza, la alegría y el amor". En esas canciones inolvidables, el mundo gira sin parar, en una fiesta perpetua que pone las cosas del revés. Como canta Caractatus Potts, el genio loco al volante de Chitty Chitty Bang Bang: "Cerca, lejos, en nuestro coche / Oh, qué tiempo tan feliz pasamos".

Robert Sherman, compositor de canciones para comedias musicales de Disney de los años 60 y 70, nació en Nueva York el 19 de diciembre de 1925 y falleció el 5 de marzo de 2012 en Londres.

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