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Pedro de Tena

El príncipe feliz

Hay príncipes de la política que son más iguales que las princesas de la monarquía española. Griñán, por ejemplo.

Hay príncipes de la política que son más iguales que las princesas de la monarquía española. Por ejemplo, han bastado 14 indicios, algunos de ellos genéricos y difusos, para citar como imputada a Cristina de Borbón. Los que creemos en un poder judicial independiente de los demás poderes del Estado y en la igualdad de los ciudadanos ante la ley entendemos que es bueno que sea así, presumiendo la inocencia de la princesa y esperando que un juicio justo ponga las cosas en su sitio definitivamente.

Pero hay príncipes de la política, por ejemplo José Antonio Griñán Martínez, que ha sido algo más que un vocal de su Junta sin cargo ejecutivo, al que cercan indicios más que suficientes para solicitar su imputación política, ni tan siquiera penal (por ahora), y sin embargo, vase, fuese y no hubo ni hay nada, salvo, qué cinismo desparpajador, pedir la dimisión del presidente del PP, Juan Ignacio Zoido.

Que Griñán conociera el sistema del fondo de reptiles de los ERE no es indicio. Tampoco que conociera su irregularidad (17 advertencias de la Intervención General). Que cebara la partida presupuestaria que alimentaba el fraude, que mantuviera en los cargos públicos y de partido a los que ahora empiezan a señalar como chivos expiatorios; que ampliara con su firma los dineros destinados al fondo; que obstruyera clamorosamente la labor de la juez o que, por poner un punto y seguido, mantenga en el cargo a la consejera Aguayo, que negó la existencia de comisiones en la trama y que dijo haber guardado los avisos del Interventor en el cajón, no son indicios que permitan su imputación política, esto es, su dimisión inmediata.

Y no hablamos del caso Invercaria ni de la trama de los dineros de la formación, que sumados a los dineros de los ERE suponen miles de millones de euros de los ciudadanos españoles a los que se ha dado, como mínimo, un trato indecoroso, antidemocrático y tal vez delictivo.

Pero hay príncipes de la política más iguales que las princesas de la Casa Real. Indicios e imputación sólo hay para la vocal Cristina de Borbón. El presidente de la Junta, Griñán, antes consejero de las perras, es insensible a los indicios y a la imputación siquiera civil. Le decía un príncipe feliz a la golondrina: "Cuando estaba vivo y tenía un corazón humano no sabía lo que eran las lágrimas, porque vivía en el Palacio de Sans-Souci [Wilde no conocía el palacio de San Telmo], donde a la tristeza no se le permite entrar". Este otro príncipe feliz, el de San Telmo, tranquiliza a los inquietos golondrinos del régimen y a los navegantes con su "Prohibido ser sensible a los indicios". 

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