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Presente y pasado

Bastante ruido… ¿habrá nueces?

"Hasta ahora, todos los gobiernos democráticos enfrentados a situaciones semejantes, le han explicado a ETA que debe abandonar las armas, que no recibirá ninguna contrapartida a cambio de dicho abandono, y que ninguna de sus reclamaciones políticas será atendida por ningún gobierno español”. No solo eso, señor Rajoy, tampoco hubo nunca negociaciones con la ETA. Al menos, así se lo han explicado todos los gobiernos a los ciudadanos, mientras SÍ negociaban con los asesinos. ¿De qué negociarían? No quiera tomarnos el pelo, señor Rajoy. Sólo Aznar cambió esa tónica, que tanto y tan bien ha alimentado a los terroristas.

“Los españoles llevamos treinta y ocho años demostrando que no estamos dispuestos a conceder una sola de las exigencias de los asesinos”. Los españoles, tal vez, pero ¿y los políticos? El plan de nuevos estatutos, ¿no es una inmensa concesión a las exigencias de los asesinos? Sigue usted tomándonos el pelo, señor Rajoy.

En este contexto, señorías, el pasado 22 de marzo, ETA anunció un alto el fuego permanente. La respuesta del Partido Popular se podía dar por descontada: ofrecimos todo nuestro apoyo al gobierno para intentar confirmar esa buena noticia.” ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué había que confirmar, si la ETA había declarado el alto el fuego (siempre el perverso lenguaje de los terroristas y sus compinches. No son un ejército, sino una banda de asesinos)? Además, la razón del alto el fuego no fue otra que los nuevos estatutos prácticamente secesionistas. ¿Qué significó, entonces, el apoyo del PP al gobierno?

“El Partido Popular, desde el primer momento, ha prestado un apoyo leal al Gobierno en los términos que establece el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, es decir, un apoyo para lograr la disolución de la banda armada sin que mediara ninguna clase de contrapartida. En este sentido, el señor Rodríguez Zapatero manifestó públicamente su conformidad asegurando que no se pagaría ningún precio político por el cese de la violencia.” No se sabe quién ha sido más desvergonzado, si Zapatero engañando al PP o el PP haciendo como que no se enteraba.

“Hemos guardado un silencio prudente para dar la oportunidad al Gobierno de explorar lo único que importa. Yo, personalmente, he sufrido numerosas críticas por ello. Pese a todo, señorías, he mantenido mi apoyo porque pensaba que estaba sirviendo a un bien superior, que así entendía yo la posibilidad de que ETA dejara las armas”. ¿Es un “bien superior” el abandono de las armas (siempre la perversión del lenguaje) a cambio de los estatutos? ¿Es prudencia hacer como que se cree en el inmenso chanchullo que todo el mundo veía, pero sobre el cual el PP no alertaba a la población ni planteaba alternativa? Rajoy ha sufrido críticas por cooperar, de hecho, al engaño, y ha sido la presión popular, en todo caso, lo que le ha hecho cambiar de postura. Y está por ver hasta qué punto.

“¿A qué llamamos contrapartidas políticas? En estos tiempos que corren, conviene señorías que precisemos el alcance de todos los términos. Llamamos contrapartida a cualquier cosa que solicite ETA: desde la pasividad del fiscal hasta la independencia. Como regla, se puede señalar que toda exigencia de ETA-Batasuna es infundada y no debe ser atendida. La única mesa que ETA necesita es aquella en la que vaya a depositar sus armas.” Nuevamente: ¿Y los estatutos? ¿No son contrapartidas políticas? ¿No los solicitó la ETA con el Plan Ibarreche-Ternera, y se le han concedido en el estatuto catalán y los que se anuncian? O no se ha enterado el PP, como de tantas otras cosas?

“De manera concreta, en nuestra propuesta se rechazan dos cosas: la autodeterminación, (sigue con el falso lenguaje: se trata de la secesión), sea como fuere que la disfracen, porque no tiene cabida en nuestro ordenamiento jurídico (pero un ordenamiento jurídico puede cambiarse), y cualquier pretensión sobre Navarra. El futuro de los navarros no tiene nada que ver con la existencia o la desaparición de ETA”. No se rechazan, pues, unos estatutos anticonstitucionales, que, al parecer, no tienen nada que ver con la ETA o con el alto el fuego de los gudaris. Y el futuro, como el presente de los navarros, sí puede tener mucho que ver con la política de los gobiernos respecto de la ETA.

“No me gusta esa insidia de proceso de paz porque desfigura la realidad a favor de los terroristas y juega sucio con los deseos de los españoles.” ¡Menos mal, ya era hora! Pero se queda corto, como suele: no existe tal proceso de paz, sino de destrucción de la Constitución. Y no por parte de la ETA, sino del gobierno. Tampoco acaba de percatarse de ello Rajoy

“Todos deseamos vivir en paz, pero no a cualquier precio (…) Lo que los españoles no aceptan ni aceptarán, es que se premie a los verdugos, que se les dé la razón, que se les sacrifiquen las víctimas, que se les entregue la libertad de los habitantes del País Vasco, que se pongan a su servicio las instituciones de la democracia. ¡Eso, señorías, jamás!” Ya vivimos en paz, señor Rajoy, sigue usted cayendo en las trampas de estos golfos. Y volvemos a lo mismo: los estatutos anticonstitucionales y secesionistas ¿entran en lo aceptable?

Pese a todas las fechorías de los actuales mandamases, ha sido el PP quien se ha venido desgastando en estos dos años. Ahora, ruptura de relaciones con el gobierno. Parece, por fin, algo serio, suena bien, pero ya veremos en qué se concreta. Si se concreta en algo.

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Lo significativo en la agresión a Arcadi Espada no fue la actuación de los comunistoides y proterroristas de ERC, sino la de la policía de la Generalitat, colaborando con ellos. Las conclusiones las puede extraer cualquiera.

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