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Presente y pasado

Periodistas aficionados a los libros / Franquismo: la cuestión de la legitimidad

Bésame mucho, en ruso: http://www.youtube.com/watch?v=Ft0zlyXcAWg&feature=related

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****¿Cuál es el problema en relación con los "indignados"? Que el poder, en manos de unos delincuentes, carece de autoridad: la quiebra del estado de derecho por arriba y por abajo.

****Señor Moa: acabo de leer su "De un tiempo y de un país", que he comprado en la Feria del Libro de Madrid. Me parece un libro espléndido y revelador, el mejor testimonio de la época y muy bien escrito. Me lo he bebido, literalmente, y debían leerlo todos los que quieran saber algo claro de aquella época, del antifranquismo y del terrorismo. Pero por eso mismo no acabo de entender su acérrima defensa del franquismo en los últimos tiempos (…) Antonio C. D. Barcelona

A ver si nos entendemos: "De un tiempo y de un país" es un libro de memorias. Fuera de eso, yo soy historiador y analista político y no me dedico a defender nada. Lo que he hecho es explicar el franquismo desde el punto de vista histórico. Claro que, ante el alud de falsedades al respecto, la mera exposición imparcial de los hechos equivale a una defensa. Por ejemplo, nadie puede rebatir que durante el franquismo España alcanzó las tasas de desarrollo más altas de su historia antes o después; o que la democracia viene del franquismo y sus peligros del antifranquismo. Estos son hechos objetivos, sin más. Pero frente a las desvirtuaciones oficiales y oficiosas constituyen una defensa. De la verdad, ante todo.

****Don Pío: He comprado en la Feria del Libro su "Nueva historia de España" en versión de bolsillo y la estoy leyendo a marchas forzadas. ¡Impresionante su claridad y su originalidad! Me deja perplejo el escasísimo eco mediático que ha tenido y la falta de debate intelectual que usted siempre critica como muestra de inanidad (…) Luis Baspina Llorens

Sí, parece que los medios de masas apenas prestan atención a los libros, pero no es cierto. Considere usted, por ejemplo, el caso de un bodrio sobre la División Azul escrito por Jorge Martínez Reverte:

"En el ámbito de la prensa ha sido apoyado por el diario de la izquierda El País, el de extrema izquierda Público, pero también por periódicos de derechas como ABC . El diario El País incluso escenificó un supuesto debate a través de su página web (…) Muchos admiradores de la DA le remitieron preguntas … que no fueron "seleccionadas" para que el autor respondiera. La cadena de periódicos Prensa Ibérica (con diarios como Levante, La Opinión, Diario de Mallorca, el alicantino La Información, etc.) insertó en sus diarios también, en la última página, una entrevista al autor para promocionar el libro. Otros diarios han hecho sus propios artículos en base al libro (La Crónica, de Badajoz, La Nueva España, de Asturias, La Crónica, de León) con periodistas de sus plantillas, o han hecho entrevistas propias al autor (caso de La Rioja, de Logroño). A través de Internet y en formato de prensa digital hemos encontrado artículos alabando el libro de Reverte en una publicación británica especializada en temas españoles, y en otra húngara de igual formato. En el ámbito televisivo nos consta que el autor fue entrevistado por TVE, Telecinco, quizá alguna más, y en las radios, al menos por la SER. La ofensiva de promoción se ha desarrollado también mediante presentaciones públicas. En Madrid hubo al menos dos, una en Casa Sefarad y otra en Marcial Pons librero. Puede que las haya habido en otras poblaciones, pues al menos nos consta que la hubo en Coruña, donde el autor debió pasarlo mal, por cierto, porque se tuvo que enfrentar a las aceradas y agudas críticas que le planteó Lorenzo Fernández Navarro (…) No cabe duda, en resumen, de que ningún libro sobre la División Azul ha sido objeto de tal campaña de promoción (…) Con motivo de la Feria del Libro de Barcelona, la editorial redobló sus esfuerzos de promoción (…) No obstante no ha logrado vender su edición" (boletín de Blau Division)

Así que ya ve usted: todavía hay periodistas con afición a los libros.

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Franquismo: la cuestión de la legitimidad

Creo haber dejado en claro (menos para nuestro científico Vilches, claro está) que ni los liberales fueron un problema para el franquismo ni el franquismo para los liberales, al menos no un problema algo serio. Vamos ahora a otra cuestión de importancia: la de la legitimidad de aquel régimen. Según los antifranquistas, todos a una, el franquismo careció de legitimidad porque nació de una guerra que derrotó a la democracia. Digamos que casi todos los regímenes nacen de guerras o actos de violencia, o se acompañan de ellos: así el de los Reyes Católicos, la monarquía inglesa en sus distintas etapas, la república useña, las repúblicas francesas, el régimen soviético, la república finlandesa, la república irlandesa, el Frente Popular español, Israel, las democracias eurooccidentales después de la II Guerra Mundial –excepto la inglesa-- y tantos más. Entre los regímenes europeos que no nacieron de guerra o violencia explícita en el siglo XX pueden contarse el fascismo italiano (la marcha sobre Roma fue pacífica), la II República española, el nacionalsocialismo alemán… y quizá alguno más. Así, ni el origen pacífico ni el origen violento son por sí mismos razones de legitimidad ni de ilegitimidad. En cuanto a la inexistente legitimidad democrática del Frente Popular, lo he aclarado demasiadas veces para insistir ahora. Baste referirse a la opinión de personajes como Ortega, Marañón y Pérez de Ayala, considerados generalmente como los liberales más conspicuos de la época, padres espirituales de la república, que conocieron de forma muy directa e íntima aquellos sucesos. Todos ellos, así como Besteiro, fueron muy explícitos –algo más implícito Ortega-- en el reconocimiento de que Franco había salvado a España, literalmente, de la catástrofe.

A menudo se reconoce este hecho, incluso entre alguna izquierda moderada, pero no se le da la importancia y alcance debidos, como si hubiera sido un mérito, sí, pero sin mayor trascendencia. Fue el hecho más crucial del siglo XX español, la respuesta al doble reto decisivo de la época, en que se jugaba la subsistencia de la cultura cristiana y de la propia integridad del país frente al revolucionarismo totalitario y el separatismo, ambos apoyados por los republicanos de izquierdas. Esto supone una incuestionable legitimidad de origen.

Por supuesto, no fue una legitimidad democrática, pero esta no es la única posible. Algunos critican a Franco no haber restaurado la democracia después de la guerra, pero eso solo puede sostenerse olvidando las circunstancias reales. Tal restauración habría significado la vuelta en triunfo de los mismos que habían organizado la guerra civil en una democracia tan defectuosa como la republicana. El realista embajador useño Hayes lo expresaba así: "Es como si se pretendiera que los vencedores dijeran a los vencidos: "Lo sentimos; no debíamos haber ganado; hemos ocasionado un desorden considerable; queremos devolveros el poder y dar la bienvenida a vuestros jefes, dejándoles que hagan lo que quieran con nosotros" ¡Imaginemos al general Grant diciendo algo parecido a los jefes de la Confederación del Sur en plena reconstrucción después de nuestra guerra civil" (lo recojo en Años de hierrro).

El hecho real es que apenas había entonces liberales ni demócratas con los que establecer una democracia, ni los hubo durante todo el franquismo y hasta cabría sostener que apenas los hay ahora mismo, y de ahí la involución actual. El Frente Popular nunca lo fue, y los liberales, en su mayoría, se sentían muy a gusto, aun si con reticencias, con el franquismo, según la frase célebre de Marañón: "¿Cómo ponerle peros, aunque los haya?". No había alternativa. Tampoco la actitud de los vencedores de Alemania resultaba muy estimulante. Los anglosajones habían tratado a Franco con notable delicadeza mientras no estuvieron seguros de vencer, y con arrogancia y chantaje cuando tuvieron la victoria asegurada. Además salían vencedores en alianza con Stalin, que representaba justamente el peligro del que Franco había librado a España; y tenían una idea muy sumaria, como decía Ortega y Gasset de Einstein, sobre la realidad presente y la historia españolas. Los ingleses se dieron cuenta a tiempo de que podían provocar una guerra civil en España que les arruinase la reconstrucción de la Europa occidental. Franco resistió a las intimidaciones de los vencedores y ganó la partida. Como la ganó frente a Hitler.

Es cierto, repito, que el franquismo no tuvo legitimidad democrática, pero la tuvo de ejercicio en otro sentido, que repito por enésima vez: aseguró la paz y dejó un país reconciliado, próspero y políticamente moderado. Y con ello creó las condiciones para la democracia. No las creó ni las pudo crear nadie más que él. Tal es la historia concreta y precisa, basada en mil datos verificables. Aunque el señor Vilches prefiera las teorizaciones generales y los manuales de aquí y de allá.

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