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Raymond Ibrahim

Matanza de cristianos en Siria

El Gobierno estadounidense y sus portavoces de los medios mayoritarios permanecen callados al respecto, como de costumbre.

El Gobierno estadounidense y sus portavoces de los medios mayoritarios permanecen callados al respecto, como de costumbre.

Recientemente tuvo lugar la peor matanza de cristianos en Siria –fosas comunes, mujeres y niños torturados hasta la muerte e iglesias destruidas incluidos–. Sus autores fueron los rebeldes yihadistas apoyados por Estados Unidos. El Gobierno estadounidense y sus portavoces de los medios mayoritarios permanecen callados al respecto, como de costumbre (es decir, cuando no tratan activamente de quitar importancia a los hechos).

La masacre tuvo lugar en Sadad, un asentamiento cristiano ortodoxo siríaco tan antiguo que se menciona en el Viejo Testamento. La mayoría de los habitantes de la zona son pobres; Sadad se encuentra en el remoto desierto que hay entre Homs y Damasco (hasta ahora las regiones desérticas eran, aparentemente, los únicos lugares en que los cristianos de Siria podían sentirse seguros: 600 familias habían huido a ellos para refugiarse de la yihad; sólo para que ésta les siguiera hasta allí).

A finales de octubre, la oposición apoyada por Estados Unidos invadió y ocupó Sadad durante más de una semana, hasta que fue expulsada por las Fuerzas Armadas nacionales. Entre otras atrocidades, 45 cristianos (entre ellos mujeres y niños) fueron asesinados, algunos de ellos torturados hasta la muerte; las 14 iglesias de la población, algunas de ellas muy antiguas, fueron saqueadas y destruidas; se encontraron los cadáveres de seis miembros de una familia, de entre 16 y 90 años, en el fondo de un pozo (un destino cada vez más habitual para los infrahumanos cristianos).

Los yihadistas incluso realizaron un vídeo muy explícito (con subtítulos en inglés) de aquellos a los que masacraron mientras proferían el grito de victoria islámico, "Allahu akbar" (al que John McCain equipara con el "Gracias a Dios" que pronuncian los cristianos). Otro vídeo, realizado después de que Sadad fuera liberada, muestra más atrocidades de forma muy gráfica.

A continuación se reproducen las palabras del arzobispo Selwanos Butros Alnemeh, metropolitano ortodoxo siríaco de Homs y Hama (aquí pueden leer otra detallada narración, acompañada de imágenes):

Lo sucedido en Sadad es la mayor y más grave matanza de cristianos en Siria en los últimos dos años y medio (…) 45 civiles inocentes fueron martirizados sin motivo, entre ellos varias mujeres y niños; muchos fueron arrojados a fosas comunes. Otros civiles fueron amenazados y aterrorizados. Treinta resultaron heridos y 10 siguen desaparecidos. Durante una semana, 1.500 familias fueron retenidas como rehenes y escudos humanos: entre ellos había niños, ancianos, jóvenes, hombres y mujeres (…) Todas las casas de Sadad fueron desvalijadas y las propiedades, saqueadas. Las iglesias han sido dañadas y profanadas, desprovistas de antiguos libros y de valioso mobiliario (…) Lo que ha ocurrido en Sadad es la mayor masacre de cristianos en Siria y la segunda en Oriente Medio, tras la de la iglesia de Nuestra Señora de la Salvación en Irak, en 2010.

En el ataque iraquí de 2010, yihadistas vinculados a Al Qaeda asaltaron la iglesia durante la celebración religiosa y mataron a unos 60 fieles cristianos (aquí pueden verse imágenes muy gráficas de las secuelas).

Si bien el arzobispo tiene razón cuando dice que es "la mayor masacre de cristianos en Siria", no es más que la punta del iceberg de la persecución padecida por la minoría cristiana del país –lo que incluye decapitaciones, bombas contra iglesias, secuestros, violaciones y desplazamiento de cientos de miles de cristianos– desde que estalló la guerra (vean las entradas sobre Siria en la serie de artículos mensuales sobre las persecuciones).

Un mes antes de Sadad, otra ancestral región cristiana, Malula, una de las poquísimas zonas donde aún se habla arameo, la lengua de Jesús, fue asediada por los yihadistas; sus iglesias fueron bombardeadas y saqueadas, y sus habitantes, obligados a elegir entre convertirse al islam o morir. Las últimas palabras de un hombre que se negó a ello fueron: "Soy cristiano, y si queréis matarme por ello, no me opongo".

El arzobispo concluyó su declaración sobre Sadad preguntando:

Hemos gritado pidiendo ayuda al mundo, pero nadie nos ha escuchado. ¿Dónde está la conciencia cristiana? ¿Dónde está la conciencia humana? ¿Dónde están mis hermanos? Pienso en todos los que hoy sufren en el duelo y la aflicción; pedimos a todos que recen por nosotros.

Serge Trifkovic, que procede de una región europea muy familiarizada con la yihad islámica, responde así al arzobispo:

El hecho de que no se encuentre ‘conciencia humana’ alguna en la Casa Blanca o en los despachos de los editores de los principales medios occidentales es algo que ya ha quedado establecido de sobra. Intenten, simplemente, buscar ‘Sadad’ (o ‘Saddad’) en las páginas web del Departamento de Estado o del ‘New York Times’. Lo mismo es aplicable a los principales diarios europeos, a la CNN, la BBC o la RTF, las ONG pro derechos humanos, etcétera.

El problema, del que parece no darse cuenta el arzobispo Selwanos Butros Alnemeh, ya no reside en la mera indiferencia de las élites occidentales ante la inminente desaparición de la Cristiandad en la tierra donde nació, sino en su colaboración activa, sostenida y abierta a dicha desaparición. Chipre (1974) y los Balcanes (1991-9) fueron un ensayo; Irak (entre 2003 y hoy), la prueba concluyente. En Siria, la Administración Obama sigue comprometida en el apoyo a los rebeldes –ah, sí, sólo a los ‘moderados’, como los asesinos de cristianos del ‘Ejército Libre Sirio’ (vuelve a recomendarse la discreción)–, no ‘pese a que’ el resultado sea el mismo, sino precisamente porque lo será.

En uno de los vídeos árabes en los que se documentan las secuelas de la masacre de Sadad, mientras los cuerpos mutilados de una familia son sacados de un pozo (a partir del minuto 00:30, aproximadamente), un pariente de mediana edad dice, llorando:

Lo más precioso de todo el universo [su familia] se ha ido, dejándome solo, pero gracias a Dios aún estoy rodeado por esta gente afectuosa, que sigue aquí. Quiero decir que deben que la gente [los yihadistas] vuelvan a sus cabales. Los problemas del mundo sólo pueden resolverse con conocimiento y cerebro. Ya hay bastante locura, los nervios de la gente están destrozados. Basta, basta: recobrad la sensatez; personas, humanos: recobrad vuestra humanidad, basta de crímenes.

Como señal de los tiempos, he aquí a un sirio, a un oriental, que invoca a la racionalidad y a la humanidad, ambas producto de la civilización cristiana, incluso mientras el Occidente postcristiano es gobernado por cualquier cosa –propaganda, emotividad, adoctrinamiento sin sentido– menos por aquéllas.

© elmed.ioRaymond Ibrahim

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