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La presunta venta de 5 días

Aquí nos gusta llamar la atención sobre el talento bajo todas sus formas, ya lo saben los lectores habituales, si alguno hubiere, bendito sea, aunque sin pasarnos. Ayer mismo, en un ejercicio de autocontrol que nadie nos va a reconocer, resistimos la tentación de lanzarnos por el tobogán de la humorada y darle el Oscar de la collonada a la primera noticia que llevaba e-noticies: La guerra de Iraq satura el web porno del Bagdad. El cuerpo de la información, breve como todos los suyos, decía que la página del veterano y popular local barcelonés había “recibido durante el fin de semana hasta 12.000 visitas simultáneas (muchas de ellas procedentes de buscadores), lo cual sólo ocurre en estos momentos de crisis internacional con webs como las del Pentágono y la Casa Blanca”. Está bien relajarse de vez en cuando y constatar que todavía queda en Barcelona alguna brasa de aquella Babilonia que antaño fuera el Paralelo, sobre todo en fin de semana, aunque los efectos se arrastren el lunes.

Hoy el galardón se lo lleva, sin competencia, El Semanal Digital, o la persona que allí elabora las informaciones referidas a los medios, brillante exponente de una nueva tendencia de confidencial-ficción entre impresionista y enfático-minimalista. Veamos: Cinco Días podría ser vendido al Grupo Correo, titula, con dos narices, precedido por un “Polanco irritado”. ¿A quién no le gustaría adornarse con semejante scoop en portada? Pero vayamos al desarrollo: En los dos primeros párrafos de la historia aparecen, primero, Juan Luis Cebrián, consejero delegado de Prisa, que ha diseñado, al parecer, una estrategia para 5 días; luego, Javier Moreno, nuevo director del diario, acerca de cuyo nervio periodístico, se dice, hay dudas entre los cuadros de la redacción y que no se siente cómodo ni está acostumbrado a trabajar bajo presión. Sin embargo, con él, el diario tiene “aciertos indudables”, pero también “grandes equivocaciones”. Algún ejemplo de estos, al menos, hubiera vestido mejor el rollo.

A renglón seguido, aparece Carlos Solchaga en plan Pilatos nostálgico de sus días en Recoletos, con “apego a su despacho y pocas ganas de nuevas aventuras”, lo cual, al parecer, “ha irritado de forma extrema a Polanco”, tanto como el ridículo de su periódico ante el esfuerzo que están haciendo los dos salmones de la competencia. De uno, Expansión, se dice, que va como una locomotora con sus enfoques de la guerra desde que ha vuelto el antiguo director, y una leche para Belloso que pasaba por allí. Del otro, de la pequeña Gaceta de los Negocios, no se dice en qué acierta, pero sí evoca un fantástico y fallido intento de Nemesio Fernández Cuesta para hacerse con él, a lo que Juan Pablo Villanueva se habría negado en redondo. Hombre, todo el mundo sabe que este señor ha intentado colocar su salmón en varias ocasiones, pero que nadie le ha ofrecido, ni de lejos, lo que pedía.

La microscópica información que sustenta el titular está en el último párrafo: “Polanco ya ha dejado caer que estaría dispuesto a vender el periódico si las cosas no marchan como espera. A un buen amigo suyo le ha indicado, además, que el diario sería una compra excelente para el grupo de los vascos”. Lo único que queda claro es que don Jesús y su buen amigo anónimo son unos bromistas. Lo que no obsta para que el redactor se adorne solemne en la última frase: “La guerra de Irak ya ha causado al menos importantes efectos colaterales en el conflicto del salmón". En fin, se trata de un asombroso ejercicio de prestidigitación.

Algo semejante, aunque mucho más breve, hizo ayer Eulogio López en su Hispanidad. Titulaba retórico: “Cuando Pedro Pérez casi vende Admira a Bouygues, o la importancia de llamarse Pérez” y se refería a una cena, de creerle, hace dos meses y medio, tras un partido del Real Madrid, a la que asistían Pedro Antonio Martín Marín, Florentino Pérez, Pedro Pérez, dos representantes del canal de TF1 (propiedad de Bouygues) y Alfonso Cortina. Según el autor, “Es allí donde Pérez casi vende Admira al grupo francés. (...) Y cuando alguien interpuso que un tal César Alierta, presidente de Telefónica, podría no estar de acuerdo con el plan, el insigne Pérez (Pedro, no Florentino) afirmó: pues quitamos a Alierta de presidente de Telefónica y colocamos a Alfonso Cortina”. Así contada, la cosa no pasa de chascarrillo. Pero vaya usted a saber.

Aunque en plan infinitamente más respetuoso y circunspecto, también nos deja boquiabiertos El Confidencial digital. Lleva como primera de su portada que “La venta de Admira va rápida: Alierta lo llevará a la Junta General del 11 de abril” y no dice nada más que lo que está en los papeles, y hasta en la nota enviada a la CNMV, desde hace una semana. Mucho más empaque tiene la segunda, según la cual, “Los B-52 sí sobrevolaron España y sí repostaron sobre territorio español, sobre Bilbao”.

“Felipistas como José Antonio Griñán, dirigentes procedentes de Nueva Izquierda como Carlos Carnero, guerristas como Matilde Fernández (...) o el dirigente de la corriente Izquierda Socialista, Manuel de la Rocha, por primera vez en mucho tiempo, hablaron con una sola voz y una misma sensibilidad ante el conflicto iraquí”. La información es de Antonio Casado en El Confidencial. El pasado domingo, nos cuenta, en una reunión convocada, en principio, para aprobar listas municipales, sólo Patxi López se refirió al asunto. “Los demás –una veintena– se explayaron en elogiar la firmeza de la dirección respecto a su postura sobre la guerra de Iraq y acariciar los oídos de Rodríguez Zapatero”. Para Casado es la prueba de que así “ha cerrado el PSOE la larga crisis interna que siguió a la espantada de Felipe González en junio de 1997” o, dicho de otro modo, no todo lo colateral es daño.

¿Irán al talego los Albertos? Dice El confidencial que han pedido el indulto y renunciado a ir al Constitucional. Suspense.

El colmo del desiderátum le corresponde hoy a un general de Artillería en la reserva llamado Alberto Piris, que, al parecer también se desempeña como analista del Centro de Investigación para la Paz (FUHEM) por su artículo en La estrella digital titulado Madrid 1936-Bagdad 2003. Lo mejor, título aparte, está en el último párrafo: “La Guerra Civil española duró tres años. Esta campaña no durará tres meses. Pero todo lo que va a destruir costará mucho tiempo y muchos recursos volver a reconstruirlo. Y, sobre todo, tardarán en cicatrizar las heridas que ha ido dejando por el camino: desconfianza de los pueblos en sus gobiernos; crisis en la ONU y en Europa; deterioro democrático en EEUU. Quizás sólo ha nacido una luz de esperanza: la que supone la voluntad expresada libremente por las gentes de todo el mundo para no ser manipuladas y engañadas por unos gobernantes incapaces de hacerse eco del sentir popular”. El general Piris regresa al pasado.

Hay más cosas hoy, como el estrés insoportable del señor Corcóstegui en el BSCH o la venta de la vasca Naturcorp a Hidrocantábrico, en la que mandan los portugueses, pero todo tiene un límite.


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