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INVESTIGACIÓN PERIODÍSTICA

La tragedia del “Kursk” se debió a un fallo técnico por una fuga de combustible

La verdadera causa de la tragedia del submarino “Kursk”, hundido en el mar Bárentz el pasado 12 de agosto con 118 tripulantes a bordo, fue un fallo técnico: un torpedo perdió el combustible y la tripulación no tuvo tiempo para deshacerse de él. Tras una primera explosión, la segunda acabó por hundir el sumergible en el mar de Barents. A esta conclusión llega el periódico electrónico ruso GRANI.ru tras una detallada investigación.

Un experto de la Marina, el capitán de navío Anatoli Bóndar, asegura que la explosión se produjo dentro de la sección de torpedos, en la parte delantera del submarino, debido a la fuga de combustible de uno de estos artefactos. El combustible reaccionó con un oxidante dentro del motor del torpedo. Esto provocó la primera explosión y la subida de temperatura hasta unos 3.000 grados centígrados. El calor motivó la explosión de otros 17 artefactos almacenados dentro de la sección.

La segunda explosión fue comparable con la de una bomba nuclear. Fue tan fuerte que el “crucero pesado” ruso “Piotr Velikiy” –que se encontraba a unos 40 kilómetros del “Kursk”— se estremeció como una caja de cerillas. Las dos explosiones fueron registradas por el instituto seismológico noruego “Norsar”.

El capitán Bóndar asegura que la fuga del combustible fue detectada poco antes de la tragedia. El capital del submarino, Guennady Liachin, dio orden para subir a la superficie y se comunicó por radio con el Estado Mayor de la Flota pidiendo el permiso para tirar el artefacto averiado al mar. No era la primera vez que los torpedos perdían el combustible, un síntoma considerado sumamente peligroso por los especialistas.

Al recibir el permiso, los marinos procedieron a la operación pero, al parecer, no tuvieron tiempo suficiente para terminarla.

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