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Víctor Llano

La bibliotecaria de Castro

El coma-andante está de enhorabuena. No sólo Zapatero no tensará sus relaciones con él, sino que va a nombrar directora de la Biblioteca Nacional a una gran admiradora suya. Desde su nuevo cargo Rosa Regás no le pedirá jamás que libere a los bibliotecarios independientes que ha encarcelado por pedir que en Cuba se respeten los derechos humanos. Hasta ahora el tema no pareció preocuparle mucho. Jamás se interesó por el sufrimiento de Víctor Rolando Arroyo, Iván Hernández Carrillo, José Luis García Paneque y otros muchos bibliotecarios cubanos que su amigo el Comandante en Jefe tortura después de condenarlos a decenas de años de prisión. Regás es muy conocida en Cuba y muy citada en los periódicos castristas, ¿no creen ustedes que ahora que es muy importante bibliotecaria tiene la obligación moral de hacer algo por los colegas que su admirado “estadista” ha confinado? ¿O es que acaso se puede tutelar una institución tan importante como es la Biblioteca Nacional y justificar al mismo tiempo que Castro torture a bibliotecarios independientes?
 
Por desgracia, nada pueden esperar Rolando Arroyo y sus compañeros de prisión de la señora Regás. Fíjense en lo que no hace mucho le decía a un amanuense de su verdugo: “Pero, ¿por qué se escandalizan tanto por lo que pasa en Cuba, y no se ponen en contra de todas las penas de muerte que ha firmado Bush? Estoy muy consciente de la presión a la que se somete a Cuba, y por tanto, bajo esta presión es que tengo que juzgar todas las demás cosas que ocurren en ese país. Por eso firmé la carta de la Alianza de Intelectuales Antiimperialistas, y estoy y estaré con Cuba, y en contra de la campaña que se ha desatado contra la Isla».
 
Y es que a la nueva directora de la Biblioteca Nacional no le escandaliza nada de lo que pasa en Cuba. No le llama la atención que su amigo Fidel Castro haya construido más de doscientas cárceles para torturar a más de cien mil ciudadanos. La señora Regás no lo puede reconocer, pero antes de que Castro se hiciera con el poder para no abandonarlo jamás, en Cuba, y bajo la dictadura de Batista, sólo existían 14 centros penitenciarios que no albergaban a más de 4000 reclusos. De 14 presidios hemos pasado a 200, y de 4000 presos a 100.000. Las prisiones de alta seguridad aumentaron de 1 a 45; las de mujeres, de 1 a 12; y los reformatorios para menores, de 1 a 8. Es ésta la Cuba, con la que según sus palabras, está y estará, la nueva directora de la Biblioteca Nacional. ¿Es éste el nuevo talante que nos prometía Zapatero?
 

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