En 1950, la revista Life encargó al fotógrafo Robert Doisneau –que se hizo celebre después– un reportaje sobre “París y sus enamorados”. Doisneau vagabundeó con su Leica, por las calles y plazas de la capital, y un día se topó plaza del “Hotel de Ville” (ayuntamiento), con una pareja que se besaba bien, al menos fotogénicamente. Les pidió repetir y permiso para fotografiarles. La pareja, François Bornet y Jacques Carteaud, eran jóvenes aprendices de actor, que cursaban estudios en el entonces famoso Cours Simón, que fue algo comparable, a nivel parisino, del Actor´s Studio. Los jóvenes aceptaron, y la foto “El beso”, dio la vuelta al mundo. El pasado lunes 25, se subastó uno de los originales de la foto, en posesión de François Bornet, que Doisneau había regalado a la pareja, y un suizo anónimo la compró por unos 155.000 euros. La joven de 75 años, hoy, se declaró encantada y anunció que iba a consagrar esa suma a montar una productora de documentales. Con esa cantidad, me imagino que deberá limitarse a cortos. Esto que puede parecerse a un cuento de hadas, es en realidad un escándalo, que demuestra una vez más, si fuera menester, la intolerable dictadura femenina que nos esclaviza y nos convierte en objetos ¿de deseo? Porque, ¿han visto la foto? ¿Quién toma la iniciativa?, ¿quién es el protagonista? El macho, claro. Y, ¿qué ha recibido? ¿Qué ha sido de él? Sólo el silencio y el desprecio femenino cubren su gesta.
Carlos Semprún Maura
Bésame mucho...
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