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Fundación Heritage

Un voto por el futuro de Irak

Helle Dale

Los iraquíes nuevamente desafiaron a los terroristas y sus amenazas el pasado fin de semana saliendo a votar por su futuro. Gente a la que por décadas Sadam Hussein les negó el derecho de pronunciarse sobre sus propios asuntos junto con el autoritario partido baazista, por segunda vez este año han afirmado su deseo de vivir de manera libre y democrática apoyando el borrador de constitución por un Irak unido y federal. Si todo sale bien, el 15 de Diciembre, los iraquíes estarán eligiendo un nuevo parlamento. Ese fin de semana puede haberse dado el punto crítico de Irak.
 
El ganador es el pueblo iraquí, que paso a paso está construyendo una democracia en un lugar donde la brutal dictadura creció con fuerza por largo tiempo. Esta semana, el juicio de Sadam Hussein empezó y con él llegarán los recordatorios de lo que solía ser la vida en Irak. Curiosamente, cuando la ONU habla sobre “la responsabilidad de proteger” a los pueblos de los abusos de sus gobernantes o de las vicisitudes de estados fracasados, nadie se acuerda de mencionar al pueblo iraquí que era un buen candidato para semejante protección internacional.
 
Los perdedores siguen siendo los insurgentes y sus partidarios de Al Qaeda. Un voto por la democracia en Irak y cualquier otra parte de Oriente Medio es una enorme piedra en el camino de los fanáticos islámicos religiosos. A principios de este mes, Estados Unidos interceptó una carta que Ayman Zawahiri, el segundo de a bordo de Osama bin Laden, le había enviado al líder de los insurgentes iraquíes, Abu Musab al Zarqaui describiendo su estrategia: Primero, sacar a las fuerzas americanas de Irak; segundo, establecer un califato religioso sobre Irak tan extenso como sea posible; tercero, exportar la revolución a Egipto, Siria y Líbano y finalmente declararle la guerra a Israel. La firmeza del ejército americano y la democracia iraquí les bloquean la agenda.
 
Los musulmanes sunníes que ocupan el centro de Irak y que representan un 20% de la población, claramente sienten que los perdedores son ellos. En una verdadera democracia, en la que los derechos de la minoría garantizan que este no es un juego de suma cero, esos temores serían infundados. Pero ser una minoría gobernada por otros no es a lo que ellos estaban acostumbrados.
 
La realidad es que los sunníes todavía tienen que aceptar su pérdida de poder en Irak. No se sabía si los líderes sunníes iban a participar en el referéndum o si tratarían de bloquear la ratificación de la constitución. Muchos sunníes aún sueñan con una retirada prematura de Estados Unidos lo que les permitiría derrotar militarmente por completo a los otros grupos étnicos y restaurar el control sunní en la mayor parte de Irak.
 
“Los sunníes no se arrepienten” dijo Bing West, autor de “Ninguna gloria real: Un relato desde la primera fila de la batalla de Faluya” el 7 de Octubre en los salones de la Fundación Heritage. “Ellos creen que si nos vamos, estarían gobernando sobre los chiítas en cuestión de 3 meses”. Habiendo estado al mando por 700 años, puede que los sunníes no se equivoquen creyendo eso; de cualquier forma, lo están pasando mal al ver que su gobierno de siglos ha llegado a su fin”.
 
Ahora, los líderes sunníes están clamando fraude electoral y todo porque fracasaron en su intento de lograr un voto por el No en 3 provincias iraquíes de un total de 18, lo cual habría bloqueado el borrador de constitución y prolongado el proceso. Las sospechas de fraude también se han proclamado en áreas kurdas y chiítas.
 
Sin embargo, mirando las cifras preliminares, no parece que haya nada raro. Según la Agencia France Press, se ha registrado una cantidad excepcionalmente alta de votos por el Sí en varias provincias iraquíes; en algunas kurdas y chiítas hay hasta un 97-98% de votos por el Sí a la constitución. Es sin duda alto pero hablamos de los grupos étnicos que trataron de escapar del control de Sadam durante más de 10 años. ¿Es tan extraño que casi todos voten por una constitución que les dé protección, independencia y derechos por los que han luchado tan denodadamente? Como se ve, en Faluya, centro de la insurgencia, el 97% de los votos fue contra la ratificación, algo tampoco muy sorprendente.
 
Mientras tanto, en dos provincias cruciales para el resultado, Nínive y Diyala, hay poblaciones heterogéneas. Según el jefe de la Comisión Electoral de Irak, las cuentas allí fueron bastante en proporción a la mezcla étnica. Los votos por el No fueron la mayoría, sólo que no lo suficientes como para bloquear la constitución.
 
Para asegurar la máxima legitimidad, la Comisión Electoral de Irak y los observadores extranjeros en el terreno tienen que tomar en serio las quejas recibidas y demostrar la transparencia del recuento tanto como sea posible. Pero ¿por qué debería sorprendernos que la mayoría votase por pasar página teniendo en consideración todo su sufrimiento en su pasado reciente?
 
©2005 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg
 
Helle Dale es directora del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Fundación Heritage. Sus artículos se pueden leer en The Wall Street Journal, The Washington Times, Policy Review y The Weekly Standard. Además, es comentarista de política nacional e internacional en CNN, MSNBC, Fox News y BBC.
 
Libertad Digital agradece a la Fundación Heritage el permiso para publicar este artículo

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