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Nuevo panorama mundial

Si la curva de pendiente negativa no quiere decir, por ahora, que estamos ante una recesión, no deja de ser un indicio de empeoramiento de las perspectivas para 2006.

Leyendo la prensa es como para pensar que el mundo se ha salido de su eje: Irán y su amenaza –con Chávez de seguidor nuclearista–, Evo el nazi (nacional-social-racista), España y el Estatuto catalán,... por no acordarnos de la retirada de Sharon y las declaraciones de Hamas. Parece que la nota de sensatez sólo la ha puesto recientemente, y no deja de ser curioso, Chirac con su recordatorio de que Francia es un país dispuesto a defenderse. Le falta darse cuenta de quiénes son sus aliados naturales, pero eso, según la historia, es un reconocimiento que a Francia le llega tarde y mal. Siempre acaba salvada contra sí misma.

En otras palabras, un panorama de inestabilidad política y económica, pues algunos mercados –oro, petróleo, bolsas– han comenzado a reflejar las inquietudes aparecidas a comienzos de año; Lo peor es la subida del petróleo, que era un riesgo con el que se contaba, pero no tan pronto. Esta subida puede consolidarse en los niveles actuales, lo cual es malo, pero puede también continuar su trayectoria alcista, y esto cuestionaría seriamente las perspectivas para 2006. Este es el mensaje que parece emitir el mercado mundial de bonos, cuyos rendimientos, un vez más, se han movido a la inversa que el precio del crudo: como se ve en el gráfico, el diferencial en Estados Unidos entre el tipo a 10 años y a 3 meses no ha hecho más que replegarse, y desde mitad de diciembre ha alcanzado una posición negativa crecientemente pronunciada:

Tipo de interés (10 años-3 meses)

¿Se teme más, aparentemente, el efecto contractivo que el inflacionario? Ciertamente, no tiene una sola lectura, pero es lo que se ha venido observando desde que el petróleo inició su escalada, y si la curva de pendiente negativa no quiere decir, por ahora, que estamos ante una recesión, no deja de ser un indicio de empeoramiento de las perspectivas para 2006.

Por lo tanto, debemos estar atentos a próximos replanteamientos: si en 2005 las empresas obtuvieron un excedente de liquidez extraordinario fue porque frenaron la inversión, y las últimas novedades son una invitación a recomponer los proyectos de gasto en bienes de equipo. Lo mismo se puede decir del nivel de contratación; este se verá tanto más reducido cuanto que a finales de 2005, el optimismo con que cerraba el año había llevado a aumentar plantillas. El consumo se verá limitado por la menor renta personal, así como por las posibles moderaciones en el empleo.

Vivimos tiempos en que domina la geoestrategia sobre la economía (quizás ha sido así siempre, salvo periodos excepcionales que cuando suceden se consideran lo normal). En estas condiciones, lo bien que ha transcurrido 2005 es un tanto sorprendente. Y es que la transmisión alcista a los precios ha sido nimia. Pero una extensión y agudización de los conflictos, como se está viendo, y con indicios de subir el diapasón, afectará a la economía del 2006. De momento parece haber afectado a las expectativas.

Los precios de los productos básicos son cada vez más sensibles a la inestabilidad política mundial, sobre todo cuando hay países –Irán y Venezuela, China por detrás, ahora Bolivia– que están deseando desestabilizar a costa de sus intereses; y, aunque imposible de cuantificar, las anécdotas referidas al principio (Evo, Irán, Hamás, etc.) son un factor económico que creemos que va a pesar crecientemente en la economía del 2006. Veremos como evoluciona la curva de rendimientos en relación al precio del crudo pero, de momento, lo que se ve en el gráfico no es tranquilizador.

En Libre Mercado

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