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Regina Otaola

Homenaje a Ramiro Quintero, víctima de ETA

Y esto pasó aquí, en Lizarza, durante los conocidos como “años de plomo”. Hoy, 30 años después, justo es reparar la memoria de la víctima para situar así en el justo plano moral a sus cobardes verdugos

Hoy se cumplen 30 años del asesinato de Ramiro Quintero, vecino de Lizarza, a manos de los terroristas de ETA. Fue el 2 de octubre de 1978, apenas dos meses antes de que los españoles, y entre ellos los vascos, aprobaran la Constitución Española por una abrumadora mayoría, dando paso a uno de los periodos de estabilidad política, prosperidad y libertades civiles más largos que ha conocido nuestra Nación.
Como prometimos a principio de legislatura, el Ayuntamiento de Lizarza va a organizar un homenaje a la memoria de Ramiro Quintero, guardia forestal del pueblo a quien ETA decidió juzgar, condenar y ejecutar por el único “delito” de la antigua vinculación profesional de la víctima a la Guardia Civil. El acto estará desde luego abierto a todas las asociaciones de víctimas del terrorismo, así como a los vecinos del pueblo y a todos los ciudadanos que quieran participar, como también está abierto a todos los representantes de fuerzas políticas que quieran sumarse a honrar la memoria de Ramiro.
 
Los que entendemos que es básico para combatir a ETA deslegitimar sus principios tanto como sus medios, sus objetivos tanto como el discurso victimista del nacionalismo que los inspira y legitima, consideramos que convocar este acto es necesario para recordar, para hacer memoria de un crimen, el perpetrado por ETA contra Ramiro Quintero por su odio a todo lo que representa la Guardia Civil y España. Es un crimen con una clara significación política, que convierte a Ramiro Quintero en una víctima del terrorismo selectivo de ETA, aun sin que la víctima fuera siquiera consciente de ser un objetivo de los asesinos.
 
Por ello, hora es ya de hacer justicia a Ramiro Quintero, de decir en voz alta a la sociedad que no murió ejecutado por ETA por ser culpable de ningún crimen, sino porque los terroristas asumieron el papel de jueces y verdugos e impusieron una vez más su veredicto con un tiro en la cabeza. Y esto pasó aquí, en Lizarza, durante los conocidos como “años de plomo”. Hoy, 30 años después, justo es reparar la memoria de la víctima para situar así en el justo plano moral a sus cobardes verdugos.
 
Con este fin, el Ayuntamiento rendirá un emotivo homenaje a la memoria de Ramiro en fechas inminentes, para que el olvido no aporte al crimen una nueva capa de legitimidad y para recordar con la dignidad que se merece a esta víctima de los terroristas.
 
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