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De la bicefalia al “finiquito”

Cristina Alberdi pertenece a la “línea oficial” del PSOE, es decir a la ortodoxia de la vieja guardia de González y Chaves. Fue la encargada de gestionar el partido junto al presidente andaluz tras la hecatombe de la bicefalia Borrell-Almunia y hasta el 35 Congreso. Tras su paso por el Ministerio de Asuntos Sociales, presidió también la siempre polémica FSM. Ahora, cuando ya se habla de “finiquito” a Zapatero, la ex ministra entra en juego días después de que su hermana, Inés Alberdi, sonara como sustituta de Simancas en una operación para evitar elecciones.

(Libertad Digital) El PSOE siempre ha pretendido proyectar una imagen de cohesión y democracia interna que suele acabar en el mismo sitio: las familias internas. Cuando estalló el último escándalo de la FSM –el del caso Simancas– salió a la luz una maraña de nombres y corrientes que, aunque eran conocidas, complicaban aun más la comprensión del enmarañado árbol genealógico socialista. Lo que cada vez parece más cierto es que Zapatero no ha conseguido dirigir el partido y que la inercia de trece años de gobierno le empuja contra la pared. Su equipo ha sido calificado de “guardería” por los guerristas. Estos últimos y los borrellistas desmontaron los programas económicos –sobre todo la reforma del IRPF– de Jordi Sevilla. Y González ha dejado claro que su apoyo se limita a hacerse fotos con Zapatero en el balcón del Hotel Palace para rememorar la primera victoria, la de 1982. Pero el espíritu de Vistalegre no ha convertido ni mucho menos a Zapatero en “el hijo del cambio” como él mismo proclamó. En medio de todo, no han faltado las ocasiones en las que, cuando bajaba la marea, aparecían las cabezas de Bono y hasta de Solana como los únicos capaces de volver a asomarse al balcón pero para celebrar una victoria en elecciones generales.

El caso Simancas –en el fondo de todo está el pacto-alianza del PSOE con la IU más radical– trae a la memoria de muchos veteranos socialistas su más humillante derrota electoral, la de Almunia. Y se produjo precisamente por buscar las mismas alianzas, entonces con la coalición de Francisco Frutos. Este panorama, unido a la deriva consentida –cuando no auspiciada– por Zapatero hacia el nacionalismo en Cataluña y el País Vasco, ha acelerado la crisis. Cristina Alberdi pide ya un Congreso Extraordinario. Pero en realidad, el proceso ya estaba abierto y tras el último debate sobre el estado de la nación se empezó a comentar que “la vieja guardia que le prepara el finiquito” a Zapatero. El portavoz adjunto del grupo popular en el Congreso Ignacio Gil Lázaro dijo que hay "runrrunes permanentes" entre los miembros del PSOE de "desencanto y desafección" con el secretario general y con su equipo.

A Cristina Alberdi se la enmarca en la llamada “línea oficial” del partido aunque sea difícil delimitar si eso incluye ser más afín a Bono, a González, a Chaves o a los tres al tiempo. Lo cierto es que fue ministra con Felipe González, presidió la Federación Madrileña y se encargó de redactar el programa marco del PSOE para el Congreso que eligió a Zapatero por la mínima. Llegó a Asuntos Sociales en 1993 y sin carné del PSOE sustituyendo a Matilde Fernández –una de las contrincantes de Zapatero en el 35 Congreso–. Dos años después, en 1995, Rosa Conde y Ana María Tagle le entregaban ceremonialmente su carné de militante socialista. Otros dos años más tarde, en 1997, se encargaba de los destinos de la FSM de la que ahora denuncia el excesivo peso de la pertenencia a una familia por encima de la valía personal. Diez días después de la derrota de su partido en las generales del 12 de marzo de 2000, con la Ejecutiva huérfana, se le encomendó integrar la junta gestora que, con Chaves a la cabeza, dirigiría el partido hasta el Congreso.

Lo que allí ocurrió es lo que ahora pesa sobre Ferraz: Zapatero llegó a la secretaría general gracias a los Renovadores por la Base, con Balbás y Tamayo como escuderos, y al apoyo de Pasqual Maragall. Para redondear, cabe recordar la noticia que publicó el diario ABC el pasado 20 de julio. Inés Alberdi, la número dos de Simancas (por su orden en la lista) y hermana de la ex ministra, podría ser la sustituta de Simancas si con ello Tamayo y Sáez devolvían sus actas de diputados.

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