Menú

Ciudadanos de las principales capitales de Pakistán muestran su repulsa a Musharraf por la matanza del fin de semana

Las principales ciudades de Pakistán han expresado su repulsa al régimen de Pervez Musharraf con una jornada de huelga por la matanza de 42 personas en la sureña Karachi tras los enfrentamientos de partidarios y opositores al régimen. En la provincia de Sindh se ha prohibido por mandato gubernamental cualquier tipo de manifestación y se ha desplegado un fuerte dispositivo policial. Este lunes, el presidente de la Comisión de DDHH ha asegurado contar con "pruebas irrefutables" de la implicación de Musharraf en la barbarie. 

Las principales ciudades de Pakistán han expresado su repulsa al régimen de Pervez Musharraf con una jornada de huelga por la matanza de 42 personas en la sureña Karachi tras los enfrentamientos de partidarios y opositores al régimen. En la provincia de Sindh se ha prohibido por mandato gubernamental cualquier tipo de manifestación y se ha desplegado un fuerte dispositivo policial. Este lunes, el presidente de la Comisión de DDHH ha asegurado contar con "pruebas irrefutables" de la implicación de Musharraf en la barbarie. 
LD (EFE) Karachi amaneció desierta, los negocios, mercados y escuelas permanecían cerradas y apenas había tráfico en sus calles. Este lunes sigue siendo día de luto por decisión del Gobierno regional tras los fuertes altercados registrados entre partidarios y opositores al régimen de Musharraf en los que se terminó con la vida de 42 personas.
 
El gobierno de la provincia de Sindh también prohibió toda manifestación o procesión, excepto bodas y funerales, y desplegó a 18.000 hombres para mantener el orden en la ciudad más poblada de Pakistán. Pese a estas medidas preventivas, la oposición provincial acusa al ejecutivo de haber instigado el baño de sangre.
 
El periódico local "Daily Times" aseguraba que los "rangers" o fuerzas paramilitares desplegadas el pasado sábado, cuando la ciudad ya había sido arrasada por la peor ola de violencia que recuerdan sus habitantes, tienen orden de disparar y arrestar a aquellos que causen disturbios.
 
El llamamiento a la huelga de la opositora Alianza para la Restauración de la Democracia (ARD) tuvo una respuesta total en la oriental Lahore, capital del Punjab, y parcial en otras grandes cabeceras de provincia como Quetta y Peshawar y en Islamabad.
 
Hubo algunas marchas de protesta, sin incidentes, en Lahore, Quetta y Peshawar, mientras en Islamabad se celebraba una nueva vista del caso contra el presidente del Tribunal Supremo (TS), Iftikhar Chaudhry, a quien Musharraf suspendió en funciones el pasado 9 de marzo bajo la acusación de abuso de poder.
 
La vista quedó aplazada hasta mañana martes después de que uno de los jueces del TS se inhibió de participar en él alegando, según una fuente judicial, que tiene una "disputa personal" con Chaudhry, un argumento que otros magistrados han empleado antes para evitar participar en este caso.
 
La suspensión del juez ha desatado una grave crisis entre el régimen de Musharraf y el poder judicial, que tiene de su lado a la oposición, en un año en que el presidente y comandante del Ejército busca la reelección en ambos cargos.
 
Chaudhry se ha convertido en poco tiempo en símbolo de resistencia nacional frente a Musharraf, quien se está "quedando sin opciones" en un año crucial, advirtió en un editorial el "Daily Times".
 
Según el rotativo, la masacre de Karachi, "sancionada por Musharraf", cerrará las puertas al pacto preelectoral que el presidente pretendía alcanzar con fuerzas opositoras como el PPP de la exiliada ex primera ministra Benazir Bhutto. Tras la matanza, el presidente dio un discurso en Islamabad ante decenas de miles de seguidores movilizados por el partido gobernante y se declaró apoyado por el pueblo.
 
Para el político Imran Khan, la actuación de Musharraf está "fuera de toda comprensión: parecía como si estuviera siendo ovacionado por la muerte de 30 inocentes en Karachi".
 
Respecto esta cuestión, el presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, Asma Jahangir, aseguró que tiene "pruebas irrefutables" de que los aliados de Musharraf en Sindh "montaron la escena para un baño de sangre" en Karachi, tras el cual el presidente pidió al juez que demuestre que le "duelen" las víctimas cesando las protestas.
 
Hasta el pasado sábado, las manifestaciones en apoyo a Chaudhry habían transcurrido sin incidentes, que sólo se produjeron cuando Musharraf decidió sacar a sus seguidores a las calles.
 
Un total de 34 personas murieron el sábado, cuando turbas armadas progubernamentales atacaron, sin que las fuerzas del orden intervinieran, a los seguidores del juez que acudían a recibirlo al aeropuerto de Karachi para acompañarlo a un acto público de apoyo.
 
La ola de violencia continuó el domingo, con ocho personas muertas, y cobró un tinte étnico según la oposición, pues la mayor parte de las víctimas son pashtunes y sindhis, mientras el Gobierno de Sindh representa los intereses de los mohajires o emigrantes llegados a Pakistán tras la separación de la India, como el propio Musharraf.
 
Un cercano colaborador de Chaudhry cuando éste encabezaba el Tribunal Supremo de la provincia de Baluchistán (suroeste) murió, este lunes, asesinado de un tiro en el pecho a las puertas de su casa en Islamabad. La Policía dijo que investiga si se trata de un caso de robo o de un asesinato por encargo.

Temas

En Internacional

    0
    comentarios