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Después de ganar la Liga, el Madrid prescinde de Hierro y Del Bosque para "cambiar el mensaje"

Sólo un club como el Real Madrid se puede permitir el lujo de, en menos de una semana, fichar a un jugador que no cae bien en la plantilla, prescindir de un entrenador que cuenta con el respaldo de los jugadores y echar al líder del vestuario. Los pesos pesados del equipo están en pie de guerra con la directiva y así se lo demostraron el domingo a Valdano. El pacificador elegido podría ser el ayudante de Ferguson.

(Libertad Digital) Un día después de ganar el título de Liga número 29 de la Historia del Real Madrid, empiezan a comprenderse muchos de los acontecimientos que se produjeron al finalizar del partido contra el Athletic de Bilbao. ¿Por qué sustituyó Vicente del Bosque a Fernando Hierro en el último minuto para que se despidiera del público madridista? ¿Por qué Raúl no quiso festejar el triunfo con el capote que le había regalado para la ocasión Enrique Ponce? ¿Por qué Guti estaba como si el campeón hubiera sido la Real Sociedad y tuvo que ir a consolarse al Fondo Sur? Algo pasaba en el vestuario blanco que provocó el plante a la prensa y a los 72.000 espectadores que esperaban ansiosos en el Bernabéu la segunda vuelta de honor de los héroes de la noche. El motivo de los jugadores estaba claro. Querían forzar la visita de Jorge Valdano al vestuario para decirle en caliente al argentino lo que pensaban de su forma de gestionar el club. Así pasó y así le cantaron las cuarenta –Hierro estuvo a punto de ir un paso más allá– a Valdano en el vestuario. Además, los roces continuaron en el restaurante donde se festejó la victoria, volviéndose a reproducir momentos de tensión. El director general deportivo captó la directa y este lunes se ha quedado servido.

En la rueda de prensa que ha dado Jorge Valdano para explicar la revolución en el vestuario merengue una cosa ha quedado clara. El Real Madrid no quiere que al club le suceda lo que al Partido Socialista. Florentino Pérez y Valdano no quieren ni diputados rebeldes ni lucha de clanes ni que la entidad se les vaya de las manos al estilo Zapatero. El técnico argentino comenzó su discurso mostrando una nueva teoría de los negocios: “Los cambios hay que hacerlos a tiempo y en momentos de éxito”. Es decir, cuando las cosas van bien y se ganan títulos hay que cambiar al entrenador. Pero los periodistas no estaban dispuestos a que Valdano se escapara una vez más con sus frases vacías y el directivo tuvo que sincerarse, aunque fuera lo justo: “Cuando no se cambian muchos jugadores, hay que cambiar el mensaje”. Para después añadir que “las organizaciones necesitan airearse”. Un toque de atención en toda regla que recuerda al que se produjo con la purga del equipo que ganó la ansiada séptima Copa de Europa y que se tradujo en la marcha de Jupp Heinckes y de la Quinta del Ferrari (Suker, Mijatovic, Seedorf y compañía). La medida funcionó entonces, pero las circunstancias eran bien distintas.

Una bomba de relojería en el vestuario

Ahora le toca el turno a otros. El primero Fernando Hierro, el gran peso pesado del vestuario, que abandona el club tras catorce años en el Real Madrid. La junta directiva ha decidido no renovarle “por el cambio de sensaciones en los últimos dos meses”. Así, Hierro, el mejor amigo que tenía Raúl en el vestuario tras la salida también por la puerta de atrás de Fernando Redondo, abandona la entidad sin despedirse de su afición, como sin duda merecía. Esta noticia ha caído como una bomba entre los jugadores. El propio Valdano admitió que el central blanco “no ha encajado la noticia con indiferencia”. Sobre todo porque se la comunicaron por teléfono. Después de Hierro le tocará el turno a otros dos capitanes del Madrid: Fernando Morientes –sin hueco tras la llegada de Ronaldo–, que se marchará del equipo tras un particular calvario que provocó el primer enfrentamiento entre plantilla y directiva en la pasada Supercopa de Europa; y Guti, que no está dispuesto a que le ocurra lo mismo que a su compañero, con el aterrizaje en Madrid del fenómeno deportivo-mediático-publicitario de David Beckham.

Con este panorama, el próximo entrenador madridista tendrá que enfrentarse a un vestuario a un paso de convertirse en algo parecido a la Federación Socialista Madrileña. Ya se han filtrado los primeros candidatos, a cada cual más sorprendente. Carlos Queiroz (sí han leído bien), ayudante de Alex Ferguson en el Manchester United y descubridor de Luis Figo en el Sporting de Lisboa; y José Mourinho, entrenador del Oporto y ayudante de Robson en el Barça. El motivo de estas especulaciones es que, mientras la junta andaba reunida decidiendo el futuro de Del Bosque, Valdano abandonó el acto para hablar con Figo, que se da la casualidad que conoce de primera mano a ambos entrenadores. El director general del Madrid negó que ambos hechos estén relacionados, pero también dijo hace menos de una semana que la renovación de Hierro y Del Bosque estaba hecha. La realidad es que Valdano ha perdido la credibilidad no sólo frente a la prensa y los jugadores, sino también frente a la afición, que ya no sabe a qué atenerse. A lo mejor tiene razón el argentino: “las organizaciones necesitan airearse”. Lo que de momento no se sabe es si el club ha abierto la ventana equivocada.

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