L D (Agencias) En lo que es la primera reunión entre ambas partes tras el final de la campaña militar angloestadounidense en Irak, EEUU y UE planean reforzar los viejos lazos y limar asperezas en terrenos como la política exterior y el comercio. Con ese fin, ocho dirigentes europeos encabezados por el primer ministro griego, Costas Simitis, y el alto representante de Política Exterior y Seguridad de la UE, Javier Solana, se encontrarán este miércoles con el presidente estadounidense, George Bush, y con doce miembros de su gabinete. Se espera que aborden varios temas, entre los cuales destaca el terrorismo internacional y la proliferación de armas de destrucción masiva, objetivos en los que ambas partes tienen totalmente claro que el objetivo es defender al mundo de sus amenazas.
En este sentido, la administración Bush ve con buenos ojos el borrador de la futura doctrina europea de seguridad elaborado por Solana, que recomienda responder de manera "contundente" al terrorismo y a la proliferación de armas. "La UE ve las amenazas a la libertad en términos compatibles con la forma en que EEUU las ve", dijo al respecto un alto funcionario estadounidense. El relación al terrorismo, en la cumbre se firmará un convenio de extradición y otro de asistencia legal mutua. Además, se hablará del avance de la “Hoja de Ruta” (comprometida en estos últimos días por la escalada de violencia en Oriente Medio) y del programa nuclear de Irán, que según EEUU tiene fines militares.
También se espera que ambas partes anuncien el inicio a finales de septiembre de las negociaciones para crear un área de aviación común a nivel transatlántico. Hasta ahora, EEUU había firmado acuerdos bilaterales de “cielos abiertos” con la mayoría de miembros de la UE, pero no con la Unión Europea como ente supranacional. Las negociaciones tienen como objetivo “abrir los mercados, lo cual beneficiará tanto a pasajeros como a la economía en general”, según Loyola de Palacio, vicepresidenta de la Comisión Europea. Además, se armonizarán las reglas de propiedad y control de las aerolíneas, el acceso a franjas horarias y rutas, reglas de seguridad y dispositivos ambientales.
En la cumbre EEUU-UE también se tocarán temas delicados, como las subvenciones gubernamentales a las compañías aéreas y las disputas comerciales entre los dos gigantes, específicamente la entrada de cultivos transgénicos en Europa y los aranceles especiales al acero importado que estableció el Gobierno estadounidense el año pasado para proteger sus productos nacionales.
En este sentido, la administración Bush ve con buenos ojos el borrador de la futura doctrina europea de seguridad elaborado por Solana, que recomienda responder de manera "contundente" al terrorismo y a la proliferación de armas. "La UE ve las amenazas a la libertad en términos compatibles con la forma en que EEUU las ve", dijo al respecto un alto funcionario estadounidense. El relación al terrorismo, en la cumbre se firmará un convenio de extradición y otro de asistencia legal mutua. Además, se hablará del avance de la “Hoja de Ruta” (comprometida en estos últimos días por la escalada de violencia en Oriente Medio) y del programa nuclear de Irán, que según EEUU tiene fines militares.
También se espera que ambas partes anuncien el inicio a finales de septiembre de las negociaciones para crear un área de aviación común a nivel transatlántico. Hasta ahora, EEUU había firmado acuerdos bilaterales de “cielos abiertos” con la mayoría de miembros de la UE, pero no con la Unión Europea como ente supranacional. Las negociaciones tienen como objetivo “abrir los mercados, lo cual beneficiará tanto a pasajeros como a la economía en general”, según Loyola de Palacio, vicepresidenta de la Comisión Europea. Además, se armonizarán las reglas de propiedad y control de las aerolíneas, el acceso a franjas horarias y rutas, reglas de seguridad y dispositivos ambientales.
En la cumbre EEUU-UE también se tocarán temas delicados, como las subvenciones gubernamentales a las compañías aéreas y las disputas comerciales entre los dos gigantes, específicamente la entrada de cultivos transgénicos en Europa y los aranceles especiales al acero importado que estableció el Gobierno estadounidense el año pasado para proteger sus productos nacionales.