L D (EFE) El dominical The Sunday Times explica este domingo que el ejecutivo que dirige el primer ministro Tony Blair planea dividir la BBC en "entidades separadas" para Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte. Los documentos gubernamentales obtenidos por el prestigioso diario apuntan que el Gobierno de Blair también está considerando que su agencia reguladora de los medios de comunicación, Ofcom, aumente su control de los servicios y contenidos de la cadena.
Esa medida privaría a la junta de gobernadores de la BBC (British Broadcasting Corporation), un grupo de once personas representativas de la sociedad británica, de su labor de supervisión de la imparcialidad y rigor del ente público. Otra idea que baraja la administración de Blair es el cierre de todos los servicios de la corporación que no cumplan con su función de servicio público.
Estos planes forman parte de una amplia revisión del futuro de la cadena, que vive la peor crisis de sus ochenta años de historia tras el duro enfrentamiento que mantuvo con el Gobierno británico por la guerra de Irak. La polémica tuvo su origen en mayo del pasado año, cuando el periodista de la BBC Andrew Gilligan acusó en un reportaje radiofónico al Ejecutivo de exagerar, deliberadamente, la amenaza de las armas de destrucción masiva iraquíes para justificar la guerra.
El científico David Kelly, experto en armas del Ministerio de Defensa británico, fue identificado públicamente como la fuente de la controvertida noticia, lo que provocó su suicido el pasado 17 de julio, al no poder soportar la presión de ver divulgado su nombre. En enero pasado, el juez Lord Brian Hutton anunció las conclusiones de su investigación sobre las circunstancias que rodearon a la muerte de David Kelly. Hutton exoneró al Gobierno de su posible responsabilidad y calificó de "infundadas" las alegaciones de la BBC , lo que provocó la dimisión del presidente de la cadena, Gavyn Davies, y su director general, Greg Dyke, quien se disculpó ante el Ejecutivo.
Esa medida privaría a la junta de gobernadores de la BBC (British Broadcasting Corporation), un grupo de once personas representativas de la sociedad británica, de su labor de supervisión de la imparcialidad y rigor del ente público. Otra idea que baraja la administración de Blair es el cierre de todos los servicios de la corporación que no cumplan con su función de servicio público.
Estos planes forman parte de una amplia revisión del futuro de la cadena, que vive la peor crisis de sus ochenta años de historia tras el duro enfrentamiento que mantuvo con el Gobierno británico por la guerra de Irak. La polémica tuvo su origen en mayo del pasado año, cuando el periodista de la BBC Andrew Gilligan acusó en un reportaje radiofónico al Ejecutivo de exagerar, deliberadamente, la amenaza de las armas de destrucción masiva iraquíes para justificar la guerra.
El científico David Kelly, experto en armas del Ministerio de Defensa británico, fue identificado públicamente como la fuente de la controvertida noticia, lo que provocó su suicido el pasado 17 de julio, al no poder soportar la presión de ver divulgado su nombre. En enero pasado, el juez Lord Brian Hutton anunció las conclusiones de su investigación sobre las circunstancias que rodearon a la muerte de David Kelly. Hutton exoneró al Gobierno de su posible responsabilidad y calificó de "infundadas" las alegaciones de la BBC , lo que provocó la dimisión del presidente de la cadena, Gavyn Davies, y su director general, Greg Dyke, quien se disculpó ante el Ejecutivo.