L D (EFE) Las obras del centro, que se iniciaron el 15 de enero de 1902, fueron posibles gracias al legado de cuatro millones de pesetas de la época que cedió el banquero Pau Gil, a principios del siglo pasado, para construir un hospital que cubriera todos los requerimientos médicos al máximo nivel en la capital catalana.
El proyecto inicial comprendía 48 pabellones, de los que finalmente sólo se construyeron 27, y ocupa un espacio equivalente a varias manzanas del barrio del Eixample barcelonés. Fue una obra compleja, ya que se estuvo trabajando en la misma desde 1902 hasta el año 1930. De entre todos los pabellones, destaca el de la Administración, al que se accede por una gran escalinata, que conecta también con la Biblioteca-Museo y la Secretaría-Archivo, mientras que en un espacio a parte se encuentra una impresionante iglesia.
Colaboraron con Doménech i Montaner, entre otros, artistas como Pau Gargallo, que realizó numerosas esculturas, y Francesc Labarta, que se encargó de los mosaicos que salpican el edificio. El hospital de la Santa Creu y de Sant Pau tiene sus orígenes en el año 1401 y surgió como tal tras la fusión de los seis hospitales que existían entonces en Barcelona. A finales del siglo XIX, debido al crecimiento de la ciudad y a los avances de la medicina, el hospital se hizo pequeño, por lo que se planteó la construcción de un nuevo edificio. En un primer momento, el centro hospitalario, que "servía a los pobres y peregrinos, según la caridad cristiana", estaba ubicado en la calle Hospital, en pleno barrio del Raval de la ciudad, y no fue hasta el año 1930 cuando se inauguró las instalaciones actuales, en la calle de Sant Antoni Maria Claret.
El día 12 de diciembre de 2000 se colocó la primera piedra de lo que será el nuevo hospital de la Santa Creu y Sant Pau, que ocupa un solar que se encuentra situado detrás del edificio original, y tiene una superficie global de unos 83.000 metros cuadrados. El bloque central del nuevo edificio acoge el hospital de día, las consultas externas, los quirófanos de cardiología, los gabinetes de exploración, el archivo histórico clínico y los despachos médicos. El coste de las obras, que deben servir para resolver los actuales "problemas de limitación de espacio" de los actuales pabellones, asciende a unos 112 millones de euros.