LD (EFE) Transportistas y comerciantes minoristas se unieron a los actos de protesta que realizan desde el pasado los universitarios del país, todos ellos por demandas sectoriales y en oposición a la gestión del presidente Carlos Mesa y su proyecto para exportar gas natural a México y EEUU.
La Paz amaneció sin transporte público con la excepción de algunos taxis sin afiliación sindical, lo que obligó a la mayoría de las escuelas a suspender las clases, al carecer los estudiantes de medios para desplazarse a los centros docentes. La huelga de los minoristas ocasionó el cierre de un buen número de plazas y puestos de venta, con algunas excepciones, como los mercados de la zona sur, que funcionaron con normalidad.
El único incidente de gravedad se registró en la ciudad de Potosí (oeste del país), donde resultó herido un conductor de autobús por la explosión de una carga de dinamita lanzada contra su vehículo cuando no había pasajeros. Aunque se desconocen la causas, todo indica que la acción fue una respuesta a la decisión de la víctima de no acatar la huelga de 24 horas convocada por la Confederación Sindical de Chóferes de Bolivia (CSCB) en demanda de la eliminación de la figura de los mayoristas de la cadena de distribución de carburantes.
Pese a las medidas de presión, las entidades bancarias abrieron sus puertas, al igual que las oficinas de las empresas públicas y privadas, que, no obstante, trabajaron en jornada continúa y cerraron a primeras horas de la tarde. Además de la huelga, los sindicalistas realizaron una manifestación multitudinaria por las principales arterias del centro de la población, con la participación de miles de personas, lo que obligó a las autoridades a desplegar un fuerte dispositivo policial, especialmente en los accesos a la Plaza Murillo, donde se hallan las sedes del Ejecutivo y el Legislativo.