L D (EFE) Según la prensa local, otros 25 aldeanos murieron por disparos de la Policía cuando se encontraban en la calle discutiendo sobre los enfrentamientos que asolan Yelwa desde el pasado fin de semana. Al parecer, no acataron la orden de dispersarse.
Los enfrentamientos tienen como protagonistas a los hausa-fulani (musulmanes) y a los tarok (cristianos), que pugnan por el control de las fértiles tierras de la región. Los primeros son, en su mayoría, pastores nómadas, mientras que los segundos se dedican a la agricultura.
La actual oleada de violencia comenzó el pasado domingo, cuando grupos fuertemente armados de tarok atacaron a los hausa-fulani de Yelwa. Según líderes islámicos locales, al menos 300 musulmanes murieron en el ataque, en el que los tarok utilizaron dos camionetas armadas con ametralladoras pesadas. La Policía, sin embargo, ha cifrado las víctimas mortales en un centenar.
El máximo líder musulmán del país, Addulkadir Orire, dice que los asesinatos del domingo se pueden considerar como un auténtico "genocidio", ya que la mayoría de las víctimas son "mujeres y niños indefensos", que habrían sido ametrallados "indiscriminadamente".
El Gobierno ha impuesto el toque de queda nocturno y ha ordenado a las tropas abrir fuego contra quienes cometan actos de violencia o desacaten las órdenes de los soldados.
La introducción en 1999 de la "sharia" (ley islámica) en el norte del país, donde los musulmanes son mayoría, desató una serie de sangrientos enfrentamientos entre éstos y los cristianos de la región, que causaron la muerte de más de 10.000 personas.